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Los Caudillos Argentinos

Argentina - Los Caudillos Argentinos - Entre Ríos, Corrientes, Misiones y Uruguay

Zona actuales Provincias de Entre Ríos, Corrientes, Misiones y R. O. del Uruguay

Argentina - Los Caudillos Argentinos - Entre Ríos, Corrientes, Misiones y UruguayNació en Montevideo el 19 de junio de 1764. Fueron sus padres Don Martín José Artigas y Doña Francisca Antonia Arnal. Su abuelo paterno, Juan Antonio, figuró entre los primeros pobladores de Montevideo. Después estudiar en el colegio franciscano de San Bernardino, se dedicó a las tareas rurales en las estancias de su padre. Años más tarde comenzó a ganarse la vida comprando cueros en la campaña para venderlos a los exportadores de Montevideo. En 1791 nació su primer hijo, Manuel, fruto de su unión con Isabel Sánchez. Primeras armas. Al comenzar el año 1811, se desempeñaba en la Guardia española de Colonia de Sacramento, como capitán de Blandengues (policía de frontera). Para entonces, el general español Francisco Javier de Elío, designado Virrey del Río de la Plata por el Consejo de Regencia de Cádiz, ya había tomado posesión del cargo con sede en Montevideo. En tales circunstancias, Artigas abandonó Colonia y se trasladó a Buenos Aires para ofrecer sus servicios militares a la Junta Grande. Su actitud encendió el levantamiento de los orientales (uruguayos) contra las autoridades españolas, que se materializó en el Grito de Asencio. Artigas, cuando retornó a la Banda Oriental, fue aclamado por sus paisanos como “Primer Jefe de los Orientales”, instalando su cuartel general en Mercedes. Derrotó a los españoles en Las Piedras el 18 de mayo de 1811 e inició el sitio de Montevideo el día 21 de Mayo. Este primer sitio de Montevideo se levantó por un armisticio que negoció el embajador británico en Brasil, Lord Strangford, con el propósito de evitar que un ejército portugués que había invadido la Banda Oriental auxiliara a los españoles. Artigas, que se había opuesto al armisticio, intentó contener a los portugueses, que saqueaban la campaña oriental. A fines de 1812, José Rondeau, al frente del ejército del Segundo Triunvirato (gobierno que se acababa de instalar en Buenos Aires) inició el Segundo Sitio de Montevideo, desplazando a Artigas y sus fuerzas, en el mando de las operaciones. En el campamento de Artigas fueron electos los diputados orientales que debían concurrir a la Asamblea Nacional General Constituyente (Asamblea del Año XIII), cuyas instrucciones dictadas el 13 de abril de 1813 reclamaban básicamente lo siguiente:
  • Declaración de la Independencia.
  • Libertad civil y religiosa.
  • Organización política federativa.
  • Estados autónomos.
  • que Buenos Aires no fuese la sede del gobierno central.
Los diplomas de los diputados orientales fueron rechazados, usando como argumento legal la nulidad de su elección porque se realizó en un campamento militar y además porque traían instrucciones; a pesar de que la Asamblea se había declarado soberana. En realidad, el motivo era el contenido de las instrucciones, que afectaban al centralismo de Buenos Aires. El 20 de enero de 1814, Artigas abandonó el sitio de Montevideo, cuyo mando, de todos modos, monopolizaba Rondeau. Su propósito era apoyar los pronunciamientos de los paisanos de Entre Ríos y Corrientes, como así también, destruir al comandante porteño de las Misiones. Según el historiador uruguayo Washington Reyes Abadie: Las Misiones, era, por lo demás, la clave de bóveda del sistema federal. Por ellas se ganaba el Paraguay para la unidad del Plata, liberándolo de la absorción portuaria de Buenos Aires; y se conjugaban las rutas orientales con el Río Grande, otorgando a su economía ganadera y saladeril la salida de sus productos por los puertos platenses de Maldonado, Montevideo y Colonia, abriendo para el comercio legal, las históricas rutas de los changadores. Desde las Misiones, Corrientes y el Entre Ríos, coordinaban su destino mesopotámico con las tierras del Uruguay; y Santa Fe recobraba su función histórica de enlace con el tráfico de la yerba mate, los cueros, las maderas, el tabaco y la caña, mientras su condición de centro ineludible en la carrera del Tucumán, ofrecía a los pueblos del norte – incluido el Alto Perú – y del Cuyo, pero en particular a Córdoba, el desahogo de su artesanía, de sus productos minerales y de su agricultura frente al impacto ruinoso de la manufactura inglesa introducida desde Buenos Aires. Este ámbito de la visión integradora de Artigas abarcaba, pues, dos regiones de rasgos propios y definidos: la mediterránea, de economía minera, agrícola y artesanal, articulada en el Paraná, por el puerto fluvial de Santa Fe; y la del litoral, agrícola ganadera, desde los yerbatales y estancias paraguayas y misioneras hasta la Mesopotamia y la campaña oriental; y un puerto transatlántico: Montevideo”. Lo cierto es que de las provincias que bajo la influencia de Artigas, que estuvieron bajo la influencia del Protectorado de los Pueblos Libres, sólo Córdoba mandó diputados al Congreso de Tucumán. Las otras cuatro (Provincia Oriental, – actual República Oriental del Uruguay – Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe), en cambio, no estuvieron representadas en el Congreso. Para entonces, los españoles ya se habían rendido en Montevideo. El ejército del Directorio se retiró. Quedó la Provincia Oriental en manos de Artigas. En agosto de 1816 un ejército portugués, invadió la Provincia Oriental en conocimiento del Congreso de Tucumán. Finalmente, al iniciarse la década de 1820, derrotado definitivamente Artigas en Tacuarembó por los portugueses, se refugió en Entre Ríos, en donde también lo venció el caudillo federal entrerriano Francisco Ramírez.

Artigas y el Litoral:

Luego de la derrota de los realistas en Montevideo, en junio de 1814, Artigas exigió a Alvear jefe del ejército sitiador porteño que la ciudad fuese devuelta a los revolucionarios orientales. Las hostilidades entre sus tropas y las porteñas culminaron con el retiro de estas últimas y la afirmación de la autonomía de la Banda Oriental con respecto al gobierno central. Las bases materiales necesarias para garantizar esa autonomía fueron la apertura de puertos propios y la implementación de una política aduanera, que favoreciera el desarrollo del comercio directo con el exterior. Esta política económica profundizó la enemistad con Buenos Aires. Coherente con el programa enunciado en las instrucciones que había impartido a los diputados orientales enviados a la Asamblea de 1813 y bajo la premisa de que “los más infelices serán los más privilegiados”, Artigas adoptó una serie de medidas tendientes a democratizar la sociedad. Por ejemplo, la abolición de la esclavitud y la distribución más equitativa de la tierra, con el objeto de fomentar su poblamiento. También estableció ciertas restricciones al reclutamiento, en la milicia, de hombres necesarios para la producción. Con estas medidas intentaba reorganizar la economía rural fundamentalmente ganadera—, afectada por la guerra. Así, mientras mejoraba las condiciones de vida de los sectores populares sobre los que se apoyaba el movimiento artiguista, buscaba también la colaboración de la elite montevideana, representada en el Cabildo de Montevideo. La influencia de Artigas, que ya pesaba sobre la Banda Oriental y sobre la población indígena de las Misiones, se extendió al resto del litoral rioplatense. Sectores dirigentes de. Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe lo apoyaron y, de este modo, manifestaron su disidencia con el gobierno central, en 1815 a cargo de Alvear. La región, tradicionalmente subordinada a Buenos Aires, intentaba así librarse de su control político y económico, como también de los sacrificios que le imponía la guerra. Las provincias litorales veían en su alianza con Artigas en la Unión de Pueblos Libres y en el nuevo ordenamiento del comercio regional, orientado hacia Montevideo, una alternativa favorable a sus intereses locales. Este agrupamiento litoral con Artigas y la Banda Oriental constituía un serio desafío a la hegemonía del gobierno central y a los intereses económicos de Buenos Aires, más aún cuando el movimiento artíguista comenzaba a extenderse a otras ciudades, como Córdoba, donde el resentimiento hacia la capital era creciente. Para subordinar a las provincias rebeldes y quebrar su alianza con Artigas, el gobierno central recurrió a la fuerza militar. Sin embargo, la represión de la insurrección en Santa Fe fracasó cuando los jefes del ejército porteño a cargo de Álvarez Thomas, enviado por Alvear, se sublevaron en Fontezuelas, en abril de 1815. Alvear tuvo que renunciar y fue reemplazado, en el Directorio, por Álvarez Thomas, quien envió una nueva expedición a fines de 1815. Por otra parte, la situación política en el Litoral era demasiado compleja. La adhesión de esas provincias al artiguismo no fue ni uniforme ni estable. Con el tiempo, en cada una de ellas surgieron rivalidades internas y manifestaciones contrarias hacia la política de Artigas. Buenos Aires aprovechó esas rivalidades, al mismo tiempo que alentó la nueva invasión portuguesa a la Banda Oriental. Esa ocupación, que se inició en junio de 1816 Montevideo se rindió en 1817, terminó quebrando el predominio artiguista sobre la Banda Oriental y, finalmente, sobre el Litoral, región que continuó enfrentada al gobierno directorial. La Banda Oriental fue anexada al Reino Unido de Portugal y Brasil con el nombre de Provincia Cisplatina. En efecto, al mismo tiempo que se debilitaba la resistencia de las fuerzas de Artigas ante el avance portugués sobre todo el territorio oriental avance que culminó con la derrota de Artigas en Tacuarembó (enero de 1 820), se deterioraba su alianza con las provincias litorales. Allí, los dirigentes que emergieron de la movilización militar, como Francisco Ramírez, en Entre Ríos, y Estanislao López, en Santa Fe, habían ido adquiriendo mayor autonomía y el apoyo de las elites locales. El costo cada vez más alto de la contribución de las provincias litorales a la guerra contra los portugueses y la urgencia por recomponer sus economías y mercados alejaron a los caudillos litorales de la influencia de Artigas, a la vez que se enfrentaban con el gobierno central. Las provincias de Entre Ríos y Santa Fe, luego de deponer con sus tropas al gobierno directorial (Cepeda, febrero de 1820), negociaron con Buenos Aires un tratado, que fue desautorizado por Artigas. El gobernador de Entre Ríos, Ramírez decidido a gobernar su provincia sin limitaciones, respondió a Artigas por su rechazo a la negociación: “Qué especie de poderes tiene V.S. de los pueblos federados para darles la ley a su antojo; para introducir fuerza armada cuando no se le pide y para intervenir como absoluto en sus menores operaciones internas?” El creciente autonomismo de Entre Ríos culminó en un enfrentamiento militar entre Ramírez y Artigas, quien finalmente debió refugiarse en Paraguay.
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