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Grecia - Geografía Física

Grecia - Geografía Física

Al sur las islas de Cos y Rodas, como apéndices del Tauro, forman el comienzo de las rutas a Egipto y Oriente, pasando por Creta hacia el Peloponeso. Cos fue significativa, pese a su escasa extensión debido al santuario de Asclepios y su importancia durante el siglo IV a. C.
Alta llanura rodeada de montañas que encierra en esta región una extensa meseta donde la circulación hidrográfica es deficiente para las necesidades agrícolas, si bien poseía algunos lagos y regiones pantanosas. El clima continental que la caracterizaba obligó a un sistema de subsistencia basado esencialmente en la pobre agricultura de cereal duro y una ganadería extensiva no muy desarrollada.
El territorio arcadio tuvo en su suelo están ubicadas las grandes rutas de contacto entre las diversas poblaciones peloponésicas. Los núcleos urbanos más significativos de su historia: Orcomeno en el norte, Tegea por el sur, Mantinea al este, o los intentos de urbanización en Megalópolis, tuvieron siempre como localización clásicas rutas con las regiones limítrofes y zonas de características más propicias para la agricultura.

Ática es una península en el mar Egeo. Las montañas dividen la península en las llanura de Pedia, Mesogeia, y Thriasia. En el norte, limita con Beocia y al oeste con Corinto. La isla de Eubea se halla al norte.
El río Cefiso es el más largo, y el punto más alto es el monte Parnetha o Parnitha.
Ática, teniendo a Atenas por ciudad, estaba ya unificada y dividida en tres regiones bien diferenciadas por su geografía y recursos: La paralia comprendía la zona costera del sur del Ática, donde se crearon importantes puertos que atraían a numerosos comerciantes y extranjeros: El Pireo, Muniquia y el Falero.
El Pedión era la región interior dedicada a la agricultura y comprendía la llanura del Maratón, la Mesagea y la llanura de Eleusis.
La Diacria era una zona pedregosa y montañosa dedicada a la ganadería y al cultivo de la vid. Poseía también importantes canteras y yacimientos de Plata (Minas de Laurión).

Tebas de Beocia: Algunos vestigios del palacio micénico y de los ciclópeos muros con sus puertas fueron encontrados bajo la ciudad actual. De la época histórica se pueden ver pocos rastros del templo de Apolo Ismenios. Mucho mayor interés ofrece el museo donde se pueden contemplar las antigüedades provenientes del palacio micénico, los sarcófagos micénicos pintados de la necrópolis de Tanagra, los “euros” del santuario de Proon y las estelas funerarias de la época clásica de Tanagra y de Tespies.
Ptoon de Beocia: Al norte de Tebas (26 km) al pie del monte Pelagia yacen los restos del santuario de Apolo Ptoon. En la montaña existia, según parece, un muy antiguo oráculo que profetizaba en nombre del dios local, identificado más tarde con Apolo. El santuario está construido en tres niveles. Aqui se encontraron los famosos “euros” que se exponen en el museo de Tebas y en el Museo Nacional. Gla – Orcomenos: La acrópolis de Gla y la tumba abovedada de Orcomenos conocida como “El Tesoro de Minyas” dan prueba de la brillante civilización que, en la época postheládica, se desarrolló aquí.
Comenzará a adquirir importancia a partir del siglo VIII a. C. Habiendo ocupado hasta entonces una situación atrasada respecto al resto de Grecia.
Su situación geográfica, dominando la entrada al istmo que comunica la Grecia central con la península del Peleponeso, le permitió participar activamente en el desarrollo comercial y mercantil que tanta incidencia tuvo en la etapa arcaica griega. Su territorio quedaba abierto al golfo Sarónico, aunque su cercanía al de Corinto también sirvió para constituirse los dos en salidas naturales de los megarienses para sus actividades comerciales.
Como contraposición la llanura abierta al mar y a su influencia climática, recorrida asimismo por el río Aquelao, permite los cultivos agrarios típicos del Mediterráneo, si bien hay algunas zonas pantanosas en el delta del río que, junto a la existencia de algunos lagos, como el Trichoris, caracterizan conjuntamente esta unidad de Etolia.
Constituye Eubea una de las mayores islas griegas y de las que participó en el proceso histórico general con más intensidad. Está situada paralelamente a las costas orientales de Beocia y Atica, separada por un estrecho canal marino, que permite una comunicación segura y rápida con el continente.

Esta ubicada en el Istmo de Corinto, de unos 6 km de ancho, que une el Peloponeso con la Grecia continental, a unos 78 km al oeste de Atenas y sobre las faldas del monte Acrocorinto. Hoy día (2004) es la segunda ciudad más poblada del Peloponeso.
Istmo de Corinto desde el Espacio
Sobre este Istmo se construyó el canal de Corinto (1881-1893), un estrecho pasadizo que sirve de comunicación entre el norte del Mediterráneo y el Mar Egeo. Este estrecho ya había sido ideado por los romanos para ahorrarse unos 600 km de navegación rodeando el Peloponeso, pero no fue sino hasta el siglo XIX que pudo llevarse a cabo. Su puerto principal es el Lequeo, en el golfo de Corinto, que da salida al Mar Jónico y a través de él al Mar Adriático.
Corinto era reconocida como una de las ciudades más ricas e importantes del imperio romano. Tenía aproximadamente medio millón de habitantes. Sólo eran más grandes las ciudades de Roma, Alejandría y Antioquia. Corinto era la ruta comercial más importante del imperio. Por sus puertos pasaba todo el comercio del mundo conocido de aquel entonces.
Corinto estaba ubicada en una franja estrecha de tierra que unía la Grecia continental con la península del Sur. Esta privilegiada ubicación la convertía en uno de los principales puertos de la región. Los mercaderes llevaban sus mercancías por tierra hasta Corinto y las embarcaban allí para no arriesgarse en un viaje peligroso por las costas de Acaya.

Isla griega del Mediterráneo, situada al sur del Peloponeso y del mar de Creta. Extensión: 8.331 km.2; población: 502.165 hab. aprox. Capital, Jania (La Canea) Cereales, vid, olivo, agrios, tabaco; ganado ovino y cabrío; industria alimentaria; fabricación de alfombrasEn esta isla se desarrollaron, muchos siglos antes de Cxristo, importantísimas culturas que la arqueología moderna ha ido descubriendo. hacia el segundo milenio se originó la cultura minoica, cuyo foco fue Knosos;
Los cretenses ejercieron la talasocracia (supremacía marítima o poderío naval de un Estado sobre los restantes) en todo el Mediterráneo hasta que, en el 1400 a. C., llegaron a la isla los aqueos. Posteriormente fue provincia del Imperio romano, sarracena, bizantina y veneciana. En 1645-1669 fue reconquistada por los turcos, hasta que en 1908 la isla declaró su anexión a Grecia.
La antigua historia de Creta es aún poco conocida, pero lo suficiente como para percatarse de la considerable importancia que tuvo. Durante mucho tiempo los escritos conservados no habían podido ser descifrados, fue a partir de 1953 y gracias a los trabajos de Ventris cuando el alfabeto cretense más reciente pudo interpretarse. Arte: Del 4000 al 1200 a. C. se desarrolló la cultura cretense o minoica. Entre 2000 y 1700 a. C. se edificaron los palacios de Cnosos, Faistos y Mallia, y se configuró la cerámica Kamares.
Entre 1700-1400 a. C. se crean los palacetes de Hagia Triada y el de Gournia, y la pintura al fresco alcanza su máximo esplendor. A partir del 1400 a. C. entra en una fase de deecadencia hasta ser absorbida por Micenas.
En general, la isla se divide en varios ambientes: valles y llanuras costeras de gran fertilidad; bosques de cipreses, encinas y pinos en las laderas; montículos y colinas cubiertas de matorral y pasto; tierra estéril de las montañas y altiplanicies, generalmente cubiertas de nieve en invierno y, por último, desfiladeros y torrenteras, de difícil acceso y sin utilidad para el ganado. Aquí y allá, abundantes picachos y cuevas salpican todo el paisaje cretense.
En las zonas montañosas, la caza permitía obtener venados, jabalíes, el íbice cretense (una característica cabra de largos y retorcidos cuernos) y una amplia serie de volátiles. Del mar se obtenía todo tipo de productos, aunque los mejores caladeros eran poco visitados, por hallarse en la zona sur y suroeste, en el mar de Libia, donde la costa es muy abrupta y no permite la construcción de puertos. Dentro del medio físico griego, en general no muy bien dotado para la agricultura intensiva de alto rendimiento, Creta es, en cierta medida, una excepción.
Desde el Neolítico, la llanura de Mesará y las franjas costeras del noreste y norte de la isla han proporcionado buenas cosechas, sobre todo de las especies que componen la denominada tríada mediterránea: trigo, vid y olivo. Además de ciertos frutales (manzanos, perales y almendros), la tierra proporciona otros productos, como miel, azafrán y algunas leguminosas (garbanzos y guisantes).

Epiro en griego se llama Ήπειρος Epeiros, que quiere decir continente.
Es la región más septentrional de la península, de ahí que con sus contactos con el istmo y la Grecia central hallan sido más continuados, bien en función de alianza o de enfrentamiento.
Esta llanura tuvo también un fuerte desarrollo por el trabajo metalúrgico del cobre cuyo centro fundamental fue Calcis, siendo la isla uno de los centros más importantes de extracción, resaltando también el de los minerales de hierro.
Esta región presenta en su geografía dos grandes características: grandes posibilidades agropecuarias y zona de tránsito entre el mundo griego y macedónico. La primera permite el cultivo intensivo de cereales en ricos suelos calizos ayudado por las corrientes de agua que surcan el paisaje tabular, aunque el extremado clima continental obligue al monocultivo, no permitiendo la ovicultura y otros que sólo se centran en pequeños núcleos. Los bosques y las exportaciones son en conjunto el resto de las líneas económicas tesaliotas.
Estas condiciones favorecieron también su participación directísima en las colonizaciones griegas. Hacia occidente fundó Siracusa y Apolonia y hacia el Helesponto Potidea entre los núcleos que más desarrollo posterior tuvieron, manteniéndose todos ellos unidos a la metrópoli por distintos vínculos.
En la antigüedad era una región poblada por diversas tribus griegas. Sus límites eran: Al norte con Iliria y Macedonia, al sur con el golfo de Ambracia y Etolia, al este con Tesalia y al oeste con el mar Jónico, el sector central y septentrional del Épiro durante la antigüedad clásica constituia la región llamada Molosia. El sistema montañoso llamado Pindo separa esta región de Tesalia.

La baja Macedonia, regada por los ríos Axio y Haliacmón, se extiende desde las montañas hasta el golfo Termaico (actualmente Salónico), formando una rica llanura, dedicada fundamentalmente a la agricultura junto a una fuerte ganadería caballar, que tiene abundantes pastos beneficiados por las lluvias y el curso de los ríos. A la productiva llanura se oponen las montañas, divididas en tres regiones: la Lincestida, al norte; la Orestida, que ocupa el centro, y la Elimiotida, en los límites con Tesalia, donde la vegetación crece abundante, formando extensos bosques ricos en caza y madera, dejando los valles abiertos por los ríos posibilidades para la ganadería y las rutas de comunicación.
La Calcídica es un conjunto montañoso que bordea la parte oriental del golfo de Salónica y que proyecta tres grandes apéndices separados en el mar Egeo. El situado más al este es el denominado Athos.
La cercana isla de Salamina constituyó un punto de litigio entre Megara y Atenas, aunque el desarrollo ático obligó a Megara a prescindir de sus argumentos en pro de su dominio sobre ella quedando dependiente de Atenas. También el límite septentrional de su territorio con el Atica, y especialmente con la ciudad de Eleusis, fue motivo de enfrentamientos y luchas durante la historia de estas regiones.
La continentalidad que le prestan las barreras de relieve a este territorio dejan, sin embargo, tres grandes unidades llanas, que constituyen las características fundamentales de Beocia.
La costa macedónica era baja y pantanosa, motivado fundamentalmente por los arrastres aluviales de los ríos, que rellenaron gran parte de sus desembocaduras haciéndolas casi inutilizables para la navegación, poco desarrollada por estas causas.
La costa meridional escarpada permite, en algunas regiones, la existencia de centros urbanos, como Faistos y Hagia-Triada, verdaderos núcleos comerciales mirando hacia Oriente y Egipto y que mantienen la hegemonía durante sus momentos de esplendor. No obstante, esta parte de la isla, con un clima subdesértico y por la pobreza de su suelo, tuvo un menor desarrollo que el resto de la superficie insular.
La estrecha llanura, recorrida por el Eurotas, es la base de los asentamientos humanos, ya que en ella los terrenos aluviales formados por el río y las condiciones climáticas, perfilan unas condiciones favorables para el desarrollo de una rica producción agraria de olivo, vid y cereales.
La Fócida está formada por un conjunto de macizos al norte de Fócida, que forman la costa escarpada bañada por el canal marino que separa el continente de la isla de Eubea. Constituye en su accidentado relieve un paisaje dedicado fundamentalmente a la ganadería. También se incluye en esta denominación regional el territorio bañado por el golfo de Corinto, que con su ciudad más importante en Amphissa limitaba con Etolia, hacia donde se dirigía la ruta terrestre, que pasando por Naupacta, otro núcleo importante, comunicaba el Santuario de Delfos con la zona oeste de la Grecia septentrional.
La ganadería ha dejado sus huellas con huesos de cabras, cerdos, un bóvido de largos cuernos, además del ganado vacuno tradicional, y el asno. Las aves de corral no eran conocidas en la Edad de Bronce cretense. La navegación experimentó un gran impulso en la etapa minoica. Los largos barcos cicládicos eran movidos únicamente a fuerza de remos, y en los barcos cretenses, profusamente representados en sellos y pinturas parietales, se incorpora la técnica de navegación a vela con un gran mástil central y una enorme vela rectangular, además de continuar con la utilización de los remos. El dominio del mar ejercido por los minoicos es fundamental para comprender el desarrollo de su economía, su hábitat y la evolución artística.
La historia de la Argólida señala perfectamente sus etapas de mayor florecimiento. La civilización aquea está representada por Micenas y Tirinto como sus más importantes núcleos urbanos. La invasión Doria destruye estos antiguos asentamientos y crea un nuevo centro: Argos, que luchará contra Esparta para consolidar la hegemonía en el Peleponeso sin que las primeras victorias puedan unir la península, que permanecerá dividida, pero ocupando Laconia el centro de una poderosa liga, con carácter de dirección hegemónica.
La Hoya de Queronea queda separada del curso superior del río Cefiso y de la Fócida por el estrecho desfiladero excavado en el Parnaso, que comunica el curso alto con el medio. Este recorre tierras limosas y aluviales, permitiendo el cultivo cerealístico en condiciones muy favorables hasta las márgenes del gran lago Copais, rico en aves acuáticas y pesca abundante, estando en la actualidad desecado.
La importancia de Fócida fundamentalmente estuvo acentuada por estar situado el Santuario de Delfos en su territorio. Delfos ocupó el macizo del Parnaso, una de las unidades más altas del relieve Griego, significando su culto no sólo un aglutinante religioso de la Hélade, sino que incluso tuvo sus influencias fuera de este contexto.
La importancia del santuario de Olimpia en el contexto religioso griego, como centro de los juegos deportivos Panhelénicos, hizo que continuamente estuviese dominado por potencias extranjeras su territorio y así el control pasó de manos Argólidas a los Laconios, en el cambio que ocurrió con la consolidación de la hegemonía espartana en el Peloponeso después de la derrota de Argos.
La isla de Creta destaca por la diversidad de su medio geográfico. A todo lo largo, una cordillera divide la isla por su mitad, con tres macizos montañosos: al oeste las montañas Blancas con el pico Leuka (2.452 m), el monte Ida (2.456 m) y el Macizo de Psiloriti en el centro y los montes de Lasithi al este, con la cumbre Dikté (2.418 m). La consecuencia clara es la gradación escalonada de terrazas y valles desde el centro hacia el mar, de forma abrupta (la isla tiene tan sólo unos 45 kilómetros en su parte más ancha). La gradación geológica tiene también su trasunto en el clima y, por ende, en la fauna y la flora.
La llanura configura las posibilidades de crear núcleos urbanos, que, aunque no muy desarrollados, son los únicos exponentes de la región. Nos referimos a Estratos y Terma como los dos centros más importantes, el primero en el curso del Aquelao, el segundo centro religioso cercano al lago Trichoris y en la ruta hacia Naupacta.
La más meridional de todas, Chios, está situada frente a la costa recortada de Anatolia siendo una continuidad de su relieve, por lo que queda recorrida de norte a sur por una alta cadena de montañas alternadas por ricas depresiones donde se desarrolló la agricultura y una ganadería favorecida por la abundante vegetación que crece en las laderas regadas por una pluviosidad abundante.
La Paralia o costa no posee una unidad, pero, sin embargo, pese a algunas zonas abruptas, la generalidad baja y arenosa es favorable a la navegación comercial y la pesca, presentando sus bahías y ensenadas lugares idóneos para refugio marino. Constituye la base geográfica imprescindible en el desarrollo ateniense, por su extensión y su situación favorable al contacto con las islas. La extracción salinera en las costas áticas fue otra de las actividades necesarias y satisfechas por los antiguos griegos.
La prolongación de la cordillera del Pindo forma una cadena que sirve de límite oriental con la Fócida, donde la abundante vegetación arborescente favorece la recogida de las lluvias e impide una fuerte erosión destructiva, con lo que las fuentes de agua son abundantes y forman verdaderos ríos, como el Aquelao.

Lacedemonia: región del suroeste del Peloponeso, cuya capital era Esparta. Situada entre Mesenia, Argos y Arcadia, en las fértiles planicies del Eurotas. Su gentilicio es lacedemonio (Λακεδαιμνιος) o laconio (Λκων). Entre dos cadenas montañosas de ásperas pendientes y nieves eternas, el Taigeto al Oeste y el Parnón al Este; entre medio de estas montañas se extiende la llanura de la Laconia, se le llamaba a esta región, el país de Lacedemonia. En el centro de este gran valle se estableció un pueblo dorio que poco a poco fue sometiendo a todos estos pueblos haciendo que los reconocieran como sus soberanos, la ciudad de Lacedemonia fue rebautizada con el nombre de Esparta.
Los espartanos habían sido un pueblo indisciplinado al principio, pero dicen que el sabio Licurgo les dio leyes y desde entonces fueron un pueblo tranquilo y de costumbres estrictas. En Esparta se vivía como si estuvieran en un campamento enemigo, en realidad Esparta no era más que el conjunto de pequeños poblados muy cercanos entre sí.

Las Cícladas en su conjunto son una serie de islas más bien de pequeño tamaño, pero caracterizadas por poseer unas costas inhóspitas y playas aptas para los barcos de entonces, tierra cultivable, recursos agrícolas, pesca, rebaños de ovejas, cerdos y cabras, desarrollo del comercio por su situación geográfica y sobre todo trabajo de la piedra (obsidiana de Melos y los mármoles de Paros y Naxos) así como una cierta riqueza en metales.
Desde el 3000 a. C. comienza a recibir influencias desde Asia Menor, Creta y Grecia continental, pero desarrolla una serie de rasgos propios que hace que se le llame cultura cicládica:

  • exportaciones de metales y productos manufacturados de arcilla y mármol;
  • ídolos de mármol con formas femeninas con aspectos físicos y atributos sexuales poco marcados que acompañaban a los muertos en las tumbas.

Se conocen pocos asentamientos de esta cultura, pero se sabe que en el período Cicládico Medio CM sufre un decaimiento, si bien la obsidiana de Melos y el mármol de Paros nunca dejaron de ser exportados.
Las Esporadas del norte son un conjunto de pequeñas islas donde sobresale Skiros, fértil y de posibilidades marítimas junto a otras menores más pobres y con relieve accidentado, que forman al este de Eubea la prolongación del Pelión tesaliota, en un arco desde el sudoeste en dirección noreste.
Las prolongaciones de Eubea y Atica forman en el mar Egeo un conjunto de características plenamente griegas, que con su centro en la pequeña Delos, pero de importancia fundamental por ser centro religioso forman un círculo alrededor. Difieren en sus formas de relieve, mientras unas son volcánicas, otras son suelos fértiles que permiten ricos cultivos de cítricos y vid e incluso algunas fueron básicas para la explotación de su subsuelo en materiales para la construcción, como los mármoles de Paros.
Las rutas de comunicación, teniendo como centro a Esparta, en las orillas del Eurotas, utilizaban fundamentalmente el valle del río hacia el norte, recorriendo su curso alto se ponía en contacto con Megalópolis y con ellos toda la Arcadia. Hacia el sur, siguiendo también el valle del río se comunica con el núcleo urbano de Gythiun, único puerto lacedemonio.
Lesbos fue una de las islas más extensas y más fértiles del Egeo de ahí viene el nombre de lesbiana. Frente a las costas del noroeste asiático constituyó uno de los centros de población eolia que se establecieron desde la antigua edad de hierro en esta zona. Presenta un relieve accidentado con tres alturas importantes en los vértices que señalan sus puntos más distantes, recorrido por depresiones y estrechas llanuras donde se desarrollaron la agricultura y la ganadería.
Limita al este con Laconia separada por el alto macizo de Taigeto, lo que configura dos grandes llanuras meridionales en el Peloponeso, siendo la más occidental Mesenia. La planicie está recorrida por el río Pamisos que recoge durante todo el año las lluvias acumuladas de las grandes mesetas centrales y proporciona un caudal abundante para la agricultura. Tenía una riqueza agraria muy desarrollada, que la hizo estar en constante lucha con la población guerrera de Laconia.
Limita al este con Tesalia y Macedonia, al sur con Etolia y Acarnania, al Oeste con el mar Jónico y al norte con Iliria. Está recorrida por cadenas calizas, enmarcadas en depresiones donde las aguas corrientes favorecen su fertilidad. Las zonas montañosas esteparias y secas sólo permiten el desarrollo de una pobre ganadería, aunque en las depresiones favorecidas por la circulación de aguas subterráneas pueden desarrollarse todo tipo de cultivos agrícolas, como cereal, olivo, vid, etc. Las llanuras costeras, beneficiadas por la suavidad climática de la influencia marítima, permiten otros tipos de plantas más perecederas a los fríos: cítricos, horticultura, favorecido por la introducción de ciertas formas de irrigación.
Limita al noroeste con Beocia, de la que le separa el Citerón y el Parnés, aunque este último con las anexiones de la llanura de Drymos y sus pretensiones sobre Oropos pasaría a estar dentro de Atica, extendiéndose ésta en su parte septentrional. Al Oeste con el canal de Eubea y al sudeste con el golfo Saroníco.
Los grandes plegamientos que recorren en la mayor parte esta región configuran un paisaje abrupto propicio para el desarrollo ganadero y, por lo tanto, escasamente poblado en núcleos dispersos dedicados a estos sistemas de vida.

La tierra de Alejandro Magno, su padre Filipo II y Su madre Olimpia
Macedonia comprende una vasta parte del territorio heleno, al noreste del país. En la antigüedad, se trataba de un país cuyos límites se extendían más allá de los que hoy día presenta la región. Sus habitantes eran los macedonios, pueblo que, según parece, emigró desde el valle desde el río Aliakmón hacia el este estableciéndose en las tierras que serían la Macedonia primigenia. Sus habitantes eran considerados como un pueblo bárbaro por los griegos, si bien compartían numerosos rasgos culturales con ellos.
El célebre rey macedonio, que sería conocido como Alejandro el Grande, se lanzaría a la conquista de Asia con tan solo veintidós años. Fue la época de esplendor de Macedonia. Los fértiles valles, que hacen de Macedonia uno de los principales graneros de Grecia, se extienden hasta el límite marino de un litoral plagado de agradables playas. En el norte y en el este, enormes montañones se erigen imponentes, como guardianes silenciosos, sobre los lagos de aguas eternas. Y, por todos lados, historia. La historia del hombre que, desde hace siglos, ha ido dejando su huella en esta tierra

Muchos la llaman isla, ya que fue separada del continente por el canal de Corinto. Sin embargo son los mismos griegos quienes la consideran parte de la Grecia peninsular.
El Peloponeso nos ofrece una gran variedad de lugares dignos de ser visitados y admirados. El pasado y el presente confluyen en sitios de excepcional belleza. En medio de una magnífica naturaleza surgen como regados los monumentos; testigos silenciosos de una dilatada y revolucionaria historia. Cada una de sus regiones ofrece un interés diferente debido a sus bellezas naturales; costas idílicas que invitan a la paz y al descanso; pequeñas aldeas particularmente pintorescas así como grandiosas ruinas de templos cuyas columnas se yerguen majestuosas y lugares arqueológicos que den fe de su pasado.
Del Peloponeso y sus regiones destacaremos poblaciones y lugares de enorme importancia y belleza como son: En la región Corinto y la Argólida: El Canal de Corinto, El templo de Hera, La antigua Corinto y el templo de Esculapio, Nemea y las columnas de Hércules, Micenas, la tumba de Agamenón, Tirinto, Argos y su castillo, el teatro de Epidavros, el nuevo y el antiguo escondido junto al mar.
La ciudad de corte neoclásico de Nauplia (Nafplio, Nafplion, Nauplio) y su castillo de Palamidi. Más al sur, destacamos Geraki y Geronthes, llegando hasta Esparta y junto a esta los maravillosos monasterios de Mistras. Un poco mas al sur la fortaleza bizantina de Monemvassia (Monenvasia, Monemvasia). Destaca la región de Mani y sus casas medievales, especialmente las de Mani y Vathia, Kita y las cuevas Dirou.

Thasos, isla cercana a la costa de Tracia, rica en explotaciones mineras de oro y plata, contrasta con el resto de las islas del Egeo por la abundancia de aguas corrientes y su densa vegetación, que motivaron la colonización de los habitantes de Paros en el siglo VII a. C. Su contacto con Tracia le permitió proveerse de esclavos e incluso ser centro comercial en la venta de esclavos hacia otros lugares, así como exportadora de su producción vinícola y su riqueza en madera.

La Tracia antigua abarcaba gran parte de lo que es hoy Bulgaria y la Turquía europea, además de la franja griega entre los ríos Néstos y Évros. La colonización griega del litoral a partir del año 800 a.C. provocó frecuentes enfrentamientos con las tribus nativas (tracios, tribalos, agrianos,…). La Vía Egnatia atravesaba la región sembrando el camino de fortificaciones utilizadas, primero por los romanos y posteriormente por la escisión bizantina del Imperio. Con posterioridad, Tracia sería invadida por eslavos y otomanos. Entre 1913 y 1923 y tras varias guerras, se repartieron la tierra entre Bulgaria, Turquía y Grecia. Nos encontramos en otro rincón desconocido de Grecia, en el que tras las montañas y los valles nos llevaremos agradables sorpresas.
Tres grandes regiones podemos distinguir, las llanuras que ocupan toda la zona norte de la isla donde el clima suave y las lluvias invernales favorecen el desarrollo de la agricultura en sus cultivos más típicos del Mediterráneo: olivo, vid y cereales. La costa, con abundantes bahías, posibilita lugares idóneos para la navegación y un intenso comercio con el resto de Grecia, así como el empleo en la pesca de gran parte de los habitantes que la pueblan, constituyendo otra de las fuentes básicas de su subsistencia.
Tres grandes unidades geográficas tuvieron los antiguos áticos para distinguir actividades características en cada una de ellas. La Diacria o zona montañosa, donde son aprovechados los bosques por su madera y el matorral para la ganadería o la apicultura en el monte Himeto. La extracción de mármol en el Pentélico provee la demanda de los grandes artistas griegos y la construcción, así como otros materiales más pobres, pero no menos necesarios, entre los que sobresalen las arcillas finísimas del cabo Kolías para la producción ceramística. Pero la fuente de riqueza del subsuelo Atico será la explotación minera fundamental de plomo argentífero y calamina en el Laurión, que tan importante fue para la economía ateniense.
Unimos a la descripción de esta región dos unidades menores que forman junto a ésta un territorio conjunto, aunque con matices geográficos particulares cada una de ellas.
La más septentrional es la llamada Dórida, que por el norte está separada por el macizo Othris, de Tesalia, estando ocupada por un gran conjunto morfológico que sirve de separación entre la Grecia central y septentrional. Sólo los estrechos pasos que cortan este conjunto sirven como rutas de comunicación, sobresaliendo entre ellos el de Termópilas, tan conocido en la historia de Grecia.

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