La doctora nació el 11 de octubre de 1885 en Londres, Inglaterra, hija de Armando Moreau francés y de María Denanpont. Viajo con su familia a la Argentina durante su niñez. Realizó sus estudios en Buenos Aires, recibiéndose de maestra y profesora en la Escuela Normal número 1. Se graduó de médica en 1914 con diploma de honor. Algo sorprendente para una época donde las mujeres eran discriminadas y no se las dejaba ejercer sus estudios y la medicina con facilidad. Alicia creía que era “necesario combatir el dolor humano”, como confesó al ser proclamada la médica argentina del siglo”, poco antes de su muerte. Alicia Moreau heredó bienes intangibles. Sus padres habían vivido en la convulsionada Francia del siglo XIX. Armand Moreau había participado en las luchas de la Comuna de París, en 1871. Debió emigrar (primero a Bélgica, luego a Gran Bretaña), pero llevó consigo el ideario de la Revolución Francesa, que le legaría a su hija junto con su espíritu socialista y su racionalismo francés. También su madre, Marie de Nauncon, era hija de un revolucionario francés del ’48. Armand y Marie, en el exilio de Londres, tuvieron tres hijos. La más pequeña fue Alicia, que llegaría a la Argentina siendo apenas un bebé de brazos. Aquí aprendería a caminar, daría los primeros pasos de un largo recorrido. Y se sintió argentina en contacto con esta tierra y con este pueblo. Esos pasos la convirtieron en una mujer de lucha. «Más que una teoría histórica, una hipótesis económica y una doctrina política, el socialismo es un modo de sentir, pensar y obrar que vigoriza y embellece la vida de los individuos como la vida de los pueblos.» Desde pequeña, en casa de los Moreau, aprendió el amor por el cambio social y por el Progreso de la Humanidad. Su padre le leía la Historia de la Revolución Francesa y los libros de Darwin y Haeckel. Desde entonces, se formó como una jovencita curiosa y recta. Los principios morales férreos del socialismo y positivismo con los que se educó la llevaron a tomar posiciones poco convencionales para una adolescente, y más en esa época. Convencida de que sólo a través del conocimiento se alcanzará la libertad, Alicia inició, apoyada por Armand, sus estudios en el Normal 1 (donde tuvo al mismo Hipólito Yrigoyen como profesor de Cívica y Moral) y acentuó en esos años su admiración por dos pensadores: Darwin y Marx. Ciencia y sociedad serían los ejes que templarían su carácter y los marcarían hasta su muerte. Poco a poco, la joven Alicia se destaca en las reuniones y conferencias de los primeros socialistas. Al mismo tiempo formará parte del Primer laboratorio de Psicología Experimental que formaba Horacio Piñeyro en la Facultad de Filosofía y Letras de la calle Viamonte. Se preocupaba especialmente por el rol de la mujer en la sociedad, problemática que será uno de los ejes en toda su vida. Comenzó su actividad intelectual en el Foro de Libre Pensamiento en 1906, con un trabajo sobre educación y ese mismo año fundó el centro feminista. En 1921 se afilió al Partido Socialista. De allí en adelante la acción política habrá de constituir para ella una tarea permanente. Fue miembro delComité Ejecutivo del PS, directora de La Vanguardia (1956/1962), conferencistay propagandista. Publicó varios libros y ensayos, entre otros, La mujer en la democracia (1944) y El socialismo según Juan B. Justo (1946). Para ella la lucha de clases es sinónimo de transformación. Puede adquirir formas violentas, pero la historia se construye y se transforma con la acción consciente de la clase trabajadora organizada políticamente. Contrajo matrimonio con el doctor Juan B. Justo, fundador del Partido Socialista. De esa unión nacieron tres hijos: Juan, Luis y Alicia Justo. Para llegar a comprender su compromiso social hay que tener en cuenta actos personales de gran volumen como sus luchas por los derechos de la mujer como también las charlas sobre higiene que dictaba en la Sociedad Luz, un centro obrero de Barracas. Entre sus obras más importantes se encuentran “La mujer en la Democracia”, “El Socialismo según la definición de Juan B. Justo”. Dirigió, entre otras, la revista “Vida Femenina”. Fundó la Confederación Socialista Argentina y la Fundación Juan B. Justo, la que presidió hasta su muerte. Asociación. En 1907, las telefonistas porteñas presentaron un pliego de peticiones reclamando mejores sueldos. El 29 de junio de 1913 se inauguró la Sociedad de Resistencia “Lavanderas Unidas”.3 La mayoría de las luchas eran orientadas por las mujeres de tendencia anarquista, ideología predominante en el movimiento obrero argentino de las tres primeras décadas del presente siglo. En 1904 se funda el Centro Femenino Anarquista “Louise Michel”. El movimiento feminista dio un nuevo paso en 1906 con la creación del Centro Feminista. Cuatro años después, se realizó en Buenos Aires el Primer Congreso Feminista Internacional que analizó problemas como la condición económica de la mujer, la trata de blancas, las obreras casadas, las cárceles de mujeres y “una sola moral para ambos sexos’. Si bien es necesario reconocer la praxis de Alicia Moreau de Justo, a la cual nos hemos referido en el capítulo anterior, hubo Otras mujeres cuyo protagonismo social ha sido ocultado. Una de ellas fue Juana Rouco Buela, fundadora de un centro anarquista femenino, junto con marta Collazo, Virginia Bolten y María Newelstein. Participó en la huelga de inquilinos de 1907, al lado de maría Honiria Elías de Isolda, llamada “la china María”, una de los primeros canillitas de Buenos Aires. Juana Rouco había nacido en Madrid en 1889; hija de padres obreros, Quedó huérfana a muy temprana edad. Acompañó a su madre a Buenos Aires. En su libro autobiográfico, Juana dice: “A lo de cuatro años de haber venido de España , yo me reunía con algunas compañeras y compañeros (…) en 1904 se realizó un mitin el día 1º de mayo,( . . ) allí tuve yo mi primer bautismo de sangre(…)en mi vida hice muchas veces la observación de que la mujer, en nuestro movimiento, nunca tuvo el estímulo necesario y casi siempre se la ha ignorado en su labor tenaz y eficaz. Los mismos narradores de hechos, crónicas y libros no citan a muchas mujeres que han tomado parte activa en loa mismos hechos”.4 Deportada en 1907 a raíz de su participación la huelga de inquilinos, siguió la lucha en Brasil y Uruguay, regresando a la Argentina en 1918. La represión desatada por el gobierno de Yrigoyen durante la”La Semana Trágica” (l919) obligó Juana a trasladarse a Rosario, donde conoció a Juan Lazarte y al padre dé Libertad Lamarque en una funci6n donde ésta cantó sus primeras canciones. En cumplimiento de tareas a favor de la clase trabajadora, recorrió gran parte de la Provincia de Buenos Aires, dando conferencias, como la comentada por un llano de la ciudad de Corone1 Juárez: “aprovechando la gira por la provincia realizan los delegados de la F0RA, el sindicato s de albañiles y anexos de esta localidad organizó tres actos públicos que se llevaron a cabo con éxito asombroso. Ante un numerosisimo público dio su primera conferencia la compañera Juana Rouco sobre el tema “La educación de la mujer y el niño tema que desarrolló en forma sencilla y clara. Describió a grandes rasgos, fustigándolo a la vez, el sistema inicuo de explotación que se ejerce actualmente con la mujer y el niño. Demostró con argumentos convincentes la erróneo del concepto de inferioridad mental en que se tiene a la mujer, exponiendo las causas que concurren a que su vida se desarrolle en un plano inferior a la del hombre (…) mucho fue el elemento femenina que concurrió a este mitin”.
Nació en Sala Capriasca, Suiza, 1892 – Mar del Plata, Argentina, 1938) Poetisa argentina de origen suizo. A los cuatro años se trasladó con sus padres a Argentina, y residió en Santa Fe, Rosario y Buenos Aires. Se graduó como maestra, ejerció en la ciudad de Rosario y allí publicó poemas en Mundo Rosarino y Monos y Monadas. Se trasladó luego a Buenos Aires y fue docente en el Teatro Infantil Lavardén, en la Escuela Normal de Lenguas Vivas y en 1917 se la nombró maestra directora del internado de Marcos Paz.
Alfonsina Storni comenzó a frecuentar los círculos literarios y dictó conferencias en Buenos Aires y Montevideo; colaboró en las revistas Caras y Caretas, Nosotros, Atlántida, La Nota y en el periódico La Nación. Compartió además la vida artística y cultural del grupo Anaconda con Horacio Quiroga y Enrique Amorín y obtuvo varios premios literarios.
En la década de 1930 viajó a Europa y participó de las reuniones del grupo Signos, donde asistían figuras importantes de las letras como Federico García Lorca y Ramón Gómez de la Serna. En 1938 participó en el homenaje que la Universidad de Montevideo brindó a las tres grandes poetas de América: Gabriela Mistral, Juana de Ibarborou y ella misma. Ese año, el 25 de octubre, víctima de una enfermedad terminal, decidió suicidarse en Mar del Plata.
Madre soltera, hecho que no era aceptable en su época, fue sin embargo la primera mujer reconocida entre los mayores escritores de aquel tiempo. Su trayectoria literaria evolucionó desde el Romanticismo hacia la vanguardia y el intimismo sintomático del Modernismo crepuscular. El rasgo más característico de su producción fue un feminismo combativo en la línea que se observa en el poema Tú me quieres blanca, el cual se halla motivado por las relaciones problemáticas con el hombre, decisivas en la vida de la poetisa.
La familia Storni -el padre de Alfonsina y varios hermanos mayores- llegó a la provincia de San Juan desde Lugano, Suiza, en 1880. Fundaron una pequeña empresa familiar, y años después, las botellas de cerveza etiquetadas «Cerveza Los Alpes, de Storni y Cía», circulan por toda la región. Los padres de Alfonsina viajaron a Suiza en el año 1891, junto con sus dos pequeños hijos. En 1892, el 29 de mayo, nació en Sala Capriasca Alfonsina, la tercera hija del matrimonio Storni.
Llevó el nombre del padre, de un padre melancólico y raro. Más tarde le diría a su amigo Fermín Estrella Gutiérrez: «me llamaron Alfonsina, que quiere decir dispuesta a todo». Alfonsina aprendió a hablar en italiano, y en 1896 vuelven a San Juan, de donde son sus primeros recuerdos. «Estoy en San Juan, tengo cuatro años; me veo colorada, redonda, chatilla y fea. Sentada en el umbral de mi casa, muevo los labios como leyendo un libro que tengo en la mano y espío con el rabo del ojo el efecto que causo en el transeúnte. Unos primos me avergüenzan gritándome que tengo el libro al revés y corro a llorar detrás de la puerta».
En 1901, la familia se trasladó nuevamente, esta vez a la ciudad de Rosario, un próspero puerto del litoral. Paulina, la madre, abrió una pequeña escuela domiciliaria, y pasa a ser la cabeza de una familia numerosa, pobre y sin timón. Instalaron el «Café Suizo», cerca de la estación de tren, pero el proyecto fracasó. Alfonsina lavaba platos y atendía las mesas, a los diez años. Las mujeres comenzaron a trabajar de costureras. Alfonsina decide emplearse como obrera en una fábrica de gorras. En 1907 llega a Rosario la compañía de Manuel Cordero, un director de teatro que recorría las provincias. Alfonsina reemplaza a una actriz que se enferma. Esto la decide a proponerle a su madre que le permita convertirse en actriz y viajar con la compañía. Recorre Santa Fe, Córdoba, Mendoza, Santiago del Estero y Tucumán. Después dirá que representó Espectros, de Ibsen, La loca de la casa, de Pérez Galdós, y Los muertos, de Florencio Sánchez. De su vida. Refiriéndose a esta época, le dirá: «A los trece años estaba en el teatro.
Este salto brusco, hijo de una serie de casualidades, tuvo una gran influencia sobre mi actividad sensorial, pues me puso en contacto con las mejores obras del teatro contemporáneo y clásico (…). Pero casi una niña y pareciendo ya una mujer, la vida se me hizo insoportable. Aquel ambiente me ahogaba. Torcí rumbos…». Luego, en un reportaje de la revista El Hogar, contará que al regresar escribió su primera obra de teatro, Un corazón valiente, de la que no han quedado testimonios. Bustinza.
La poeta decide estudiar la carrera de maestra rural en Coronda, y allí recibe su título profesional. Gana un lugar sobresaliente en la comunidad escolar, consigue un puesto de maestra y se vincula a dos revistas literarias, Mundo Rosarino y Monos y Monadas. Allí aparecen sus poemas durante todo ese año, y si bien no hay testimonio de ellos, sí sabemos de otros publicados al año siguiente en Mundo Argentino, y que tienen resonancias hispánicas. Su obra Los primeros poemas de Alfonsina tienen una lejana resonancia de los españoles Campoamor, Nuñez de Arce o Marquina.
Su primer libro, La inquietud del rosal, de 1916, comienza a delinear los contornos de un rol de mujer al que ella contribuirá a esclarecer como pocas mujeres de su época supieron hacerlo.
Por aquel entonces, uno de los poemas de Alfonsina que empezó a correr de boca en boca, difundido por las recitadoras, fue el que le garantizó la adhesión de las mujeres. Algo así como el “Hombres necios, que acusáis…”, de la mejicana Sor Juana Inés de la Cruz, al que recuerda por la invectiva contra las desmedidas e injustas pretensiones de virginidad. Se trata de “Tú me quieres alba, me quieres de espumas, me quieres de nácar”, en el que no sólo reconviene a los hombres por la desigual exigencia que plantea, sino que les señala su propia libertad como algo que de lo que hay que volver luego de una etapa de purificación en que “las carnes les sean tornadas” y luego de recuperar «el alma que por las alcobas se quedó enredada». Sólo así, dice Alfonsina, se podrá pretender una virginidad primigenia. Ocre, uno de sus libros principales, se publica en 1925. Con este título Alfonsina abandona la retórica rubendariana y en él hay verdaderos hallazgos. Como otras veces, vuelve a identificarse con la muerte: “Yo soy la mujer triste /a quien Caronte ya mostró su remo», y no puede evitar la voluptuosa soberbia de afirmar, en el mismo poema, «Me salí de mi carne, gocé el goce más alto /oponer una frase de basalto /al genio oscuro que nos desintegra” (La palabra).
En relación con su tema de siempre, la lucha con el sexo masculino, hay algo nuevo: el reconocimiento de que contra el hombre no vale la pena luchar, porque la naturaleza ha repartido arbitrariamente los emblemas, la cota y el sexo, la guerra y la maternidad. No está aquí, sin embargo, el reconocimiento de que cota y guerra, y aun el emblema del sexo, son productos culturales. «Con mayúscula escribo tu nombre y te saludo, Hombre».
Pero esta aceptación tiene su contradicción en los poemas «Epitafio para mi tumba» y «Dolor». En ellos desea «ver que se adelanta, la garganta al aire /el hombre más bello; no desear amar…», pero también advierte que «la mujer, que en el suelo dormida, /y en su epitafio ríe de la vida /como es mujer, grabó en su sepultura /una mentira aún: la de su hartura». En 1938, cuando ella misma selecciona los poemas para su antología, declara sentir alguna preferencia con el sector de su obra que empieza con Ocre, y su búsqueda estética allí iniciada la llevaría a la libertad expresiva de Mundo de siete pozos, de 1934.
Al concluir su vida, un nuevo libro, Mascarilla y trébol, inicia una nueva manera de concebir la poesía. Los poemas dedicados a la naturaleza son allí sobrios y descarnados, con imágenes más bien identificadas con una retórica descarnada y rotunda. La personalidad literaria de Alfonsina Storni tiene, todavía, algunos aspectos que no han sido investigados. Sus trabajos periodísticos, si bien carecen del valor literario que ella misma, sagazmente, adjudicó a los que incluyó en su Antología, sirven para seguir el rastro de un pensamiento que fue, para su época, de avanzada.
Y lo fue por el hecho de que, por un lado, en la poesía escrita por mujeres, nadie tomó con su claridad de juicio la defensa de un orden más justo y menos ambiguo para la mujer. En su poesía, esta defensa se lleva a cabo a través del despliegue de los sentimientos; en cambio, en sus colaboraciones periodísticas -cuentos y notas-, y pese a las limitaciones con las que seguramente contaría, se permite desarrollar algunas ideas. En ellas no es complaciente con la mujer, sino que le exige ponerse a la altura de sus posibilidades y entregarse de lleno al cultivo de una personalidad que desdeñe los rasgos de infantilismo e indefensión que la han consagrado como víctima perpetua del hombre»
Nació el 7 de abril de 1924. Procedía de una familia de clase obrera. Su madre, Emma Nitz, la dio a luz con sólo quince años; su padre, Florentino Villaflor, tenía 21, y trabajaba en una fábrica de lana. Varios miembros de la familia de su padre habían sido militantes peronistas. A los dieciséis años empezó a trabajar como telefonista en una empresa de electrodomésticos. Allí conoció a Pedro De Vicenti, delegado sindical, con quien se casó en 1949 y con quien tuvo cuatro hijos. El 30 de noviembre de 1976, ocho meses después del comienzo de la dictadura militar que se llamó eufemísticamente “Proceso de Reorganización Nacional”, uno de los hijos de Azucena Villaflor, Néstor, y la novia de éste, Raquel Mangin, fueron secuestrados. Villaflor inició su búsqueda, dirigiéndose al Ministerio de Interior, e intentando recabar la ayuda del vicario militar Adolfo Tortolo (aunque sólo consiguió hablar con su secretario, Emilio Grasselli). Durante estas gestiones, conoció a otras mujeres que estaban buscando también a parientes desaparecidos. Tras seis meses de infructuosas pesquisas, Villaflor, junto a otras personas en su misma situación -que se fueron conociendo en la búsqueda de sus familiares- decidieron iniciar una serie de manifestaciones para dar publicidad a su caso. El 30 de abril de 1977 ella y otras trece madres se manifestaron en la Plaza de Mayo, en el centro de Buenos Aires, enfrente de la sede del gobierno, la Casa Rosada. Ante la orden policial de no detenerse ni “agruparse”, sino “circular”, decidieron caminar alrededor de la plaza. La primera marcha tuvo lugar un sábado, y apenas tuvo repercusión; la segunda fue un viernes y desde entonces se convirtió en costumbre realizarla todos los jueves, en torno a las tres y media de la tarde. A principios de 1970, Néstor, uno de los hijos de Azucena, decidió convertirse en militante de la Juventud Peronista, en la Facultad de Arquitectura. Selló su destino y el de su madre. El 30 de noviembre de 1976 lo secuestraron junto con su novia, Raquel. La desesperación se apoderó de Azucena, como de tantas otras madres que recorrían por entonces los cuarteles, las comisarías y cualquier otra dependencia oficial que pudiera ayudarlas a encontrar a sus hijos. En aquella época, lejos de la politización en la que luego cayó el organismo, eran madres que buscaban a sus hijos, más allá del cruel “algo habrán hecho”. Azucena logró convencer a otras madres de que se reunieran en la Plaza de Mayo. La primera cita se realizó el 30 de abril de 1977. Desde la Casa de Gobierno mandaron a un grupo de policías que les ordenaron: “Circulen…” Y ellas, con Azucena a la cabeza, obedecieron. Desde entonces, “circulan” alrededor de la Pirámide de Mayo. Ese año, para el Día de la Madre, realizaron una misa en San Nicolás de Bari. Un joven se acercó a Azucena con la excusa de tener un hermano desaparecido. Dijo llamarse Gustavo Niño. Era Alfredo Astiz. La prima de Azucena le dijo que desconfiaba de él, pero ella le contestó que no se podía dudar de todos. Fue en la sala de espera del Vicariato de la Marina donde, indignada por las burlas y humillación a las que eran sometidos por los funcionarios de la dictadura, Azucena le propone a otros familiares comenzar a reunirse en la Plaza de Mayo para reclamar públicamente por la vida de sus seres queridos. Catorce mujeres participaron el 30 de abril de 1977 de la primera ronda. Aquel fue el primer paso de Madres de la plaza de mayo. En diversas ocasiones, la mayoría de las participantes concedieron en que Azucena no solo fue quién convocó esa reunión sino que además fue el motor incansable del grupo durante esa etapa atroz del país. Azucena fue secuestrada un 10 de diciembre de 1977, en la esquina de su casa por un comando clandestino de la Armada .De sabe después que estuvo, junto a Ester Y Mary en la ESMA. Se cree que días después fue asesinada y arrojada al mar. Sus restos fueron identificados por el equipo argentino de antropología forense tras exhumar tres cadáveres enterrados como NN, después de a ver sido encontrados en la costa entre diciembre de 1977 y enero de 1978, en el cementerio de la localidad de bonaerense de General Lavalle.
Carolina Elena Lorenzini nació el 15 de agosto de 1899 en la actual localidad de Alejandro Korn, en la provincia de Buenos Aires. La “aviadora gaucha” era muy querida por el pueblo de La Pampa, que ella visitaba con cierta asiduidad con su avión.
Fue una adelantada en la lucha de la mujer por ocupar un lugar en la sociedad junto al hombre. Carola tenía una manera de ser mujer en la Argentina de los años 30 y principios de los 40 que la distinguía. Además de aviadora, era atleta, jinete, jugadora de tenis, lanzadora de jabalina. Pero también se la recuerda como una mujer de pueblo. Esta hija de inmigrantes era incapaz de aceptar las diferencias sociales. El 13 de noviembre de 1935 se transformó en la primera mujer que cruzó por aire el Río de la Plata. Con su avión Fleet 51y sin brújula, Carola aterrizó en terrenos cercanos a Carmelo. Había comenzado su carrera de aviadora poco antes, en el año 1931, cuando fue aceptada en el Aero Club Argentino, cuando la aviación era categóricamente masculina.
Dos años más tarde obtuvo su carnet de piloto civil. Pero su gran pasión fue la acrobacia… Junto a su maestro Santiago Germano formó un dúo de aviadores acróbatas que ofreció espectáculos en Argentina, Brasil y Uruguay. En 1939 la revista Vosotras la destacó como una de las ocho mujeres del año y en 1940, al lograr unir las catorce provincias argentinas, llegó a la tapa de la revista deportiva de la editorial Atlántida, El Gráfico. El 23 de noviembre de 1941 todo el país se conmovió ante la muerte trágica de Carola Lorenzini.
Dado que por lazos familiares y amistosos estuvo vinculada a algunas comunidades pampeanas, entre ellas la de General Acha, allí se sintió con mucho dolor la noticia de su trágico fin en el aeródromo de Morón. Lorenzini era experta en el ‘looping’ invertido, especie de voltereta en la que se desafía la gravedad. Esta vez el looping invertido fue desbaratado por la muerte.
El 24 de noviembre de 2001 el Correo Central Argentino lanzó una serie de estampillas que homenajean a dos pioneros de la aviación en la Argentina: junto al piloto de origen francés Jean Mermoz, se recuerda a la entrañable Carola Lorenzini.
Delfina Bunge nació en Buenos Aires en la Nochebuena de 1881, en una casa de la calle Tacuarí. Escritora, poeta, ensayista, filántropa de Argentina. Nacida en Buenos Aires el 24 de diciembre de 1881, hija de Carlos Octavio Bunge y de Justa Rufina de Arteaga, fue esposa del escritor argentino Manuel Gálvez. Su temprana vocación por la escritura resultó en algunas publicaciones en francés. Luego publicará en español unos cuarenta títulos entre los que se destacan ciertos ensayos y varios libros de lectura, dedicados a la educación de la infancia argentina. Delfina Bunge llevó cotidianamente un diario íntimo que terminó en dieciocho cuadernos manuscritos y cinco volúmenes escritos a máquina, casi diez mil páginas de un rico testimonio de la petite histoire de los argentinos de fines del siglo XIX y de comienzos del siglo XX. Fue, a su manera, una de las defensoras de la causa femenina.
Hubiera sido la primera escritora argentina, de no haber sido por su fuerte inclinación religiosa, católica, que transformó todo sus escritos en una profunda reflexión mística y por el hecho de haber escrito en francés lo que la puso en una situación particular como escritora.
Fue amiga personal de dos de las más grandes figuras intelectuales de la Argentina de su tiempo: Victoria Ocampo y Alfonsina Storni, quien le dedicó parte de su trabajo y tradujo sus poemas del francés. Delfina Bunge colaboró con los principales diarios y revistas de su tiempo como: Ideas, Criterio, Ichtys, El Pueblo, Vida Femenina, El Hogar, La Nota, Nosotras, La Nación. Delfina Bunge de Gálvez falleció en Alta Gracia, Córdoba, el 30 de marzo de 1952.
Simplement (poesía en francés), París, Alphonse Lemerre, 1911.
El Arca de Noé: libro de lectura. Segundo grado, Buenos Aires, Cabaut, 1916. Cuentos de Navidad, ( Cuento: El oro el incienso y la mirra de D.B.) junto a otros cuentistas, Buenos Aires, sin edición, 1917. La Nouvelle moisson, (poesía en francés) Buenos Aires: Cooperativa Editorial Limitada, 1918. Poesías, Buenos Aires : Ediciones Selectas América, 1920. Tierras del mar azul, viajes, Buenos Aires, América Unida, 1920. El Alma de los niños, religión, Buenos Aires: Agencia General de Librería y Publicaciones, 1921. Las Imágenes del infinito, ensayo, Buenos Aires : Agencia General de Librería y Publicaciones, 1922. (Premio Municipal) El Tesoro del mundo, Buenos Aires: Mercatali, impr., 1923. Oro, incienso y mirra, religión, Buenos Aires, Mercatali, (Maubé?), 1924. Los Malos tiempos de hoy, Buenos Aires, Buenos Aires, 1926. Escuela: lecturas escolares para tercer grado, escrito junto a Julia Bunge, Buenos Aires, Cabaut, 1933. Hogar, junto a Julia Bunge, Buenos Aires, Cabaut, 1933. Lectura para cuarto grado escolar. Buenos Aires: Cabaut, 1933 Hogar y patria:, libro de lectura para 5º grado, Es el “Libro quinto” de la serie: *”Lecturas graduadas”. – Incluye una “Carta Epílogo” del Dr. Ernesto Padilla, Buenos Aires, H.M.E., 1933. El Reino de Dios, Buenos Aires: Santa Catalina, 1934. Oro, incienso y mirra, cuentos, 2da Edición, Buenos Aires, Cabaut y Cía., 1935. La Belleza en la vida cotidiana, ensayos, Santiago de Chile, Ercilla, 1936. Lecturas, cuarto grado escolar, Buenos Aires, Cabaut, 1936. Iniciación literaria, Buenos Aires, H.M.E., 1937. Nociones de religión católica: catecismo único: mi primer libro de religión, 1938. Viaje alrededor de mi infancia. Ensayo Buenos Aires. Imp. López. 1938. Dios y yo, folleto 64p., Buenos Aires, El Libro, 1940. Catolicismo de Guerra, (Folleto, 16p.), Buenos Aires, 1942. Las Mujeres y la vocación, Buenos Aires, Poblet, 1943. La Vida en los sueños, Buenos Aires, Emecé, 1943, 1951. En Torno a León Bloy : Algunos aspectos de la vida y la muerte de León Bloy, Biografías, Buenos Aires : Club de Lectores, 1944. Cura de estrellas, (máximas), Buenos Aires: Emecé, 1949. Viaje a rededor de mi infancia, Buenos Aires, Peuser, 1956. Cuatro ediciones. Poesías, prol. José Enrique Rodó y Alfonsina Storni, trad. , (s.l.) : (s.n.), (19–). Seis villancicos de Navidad y Reyes, (s.l.) : (s.n.), (19–).
Química y bióloga A fines de los años 30, la cátedra de histología de la Universidad de Turín (Italia), era uno de los centros de investigación más avanzados de Europa. Por ese entonces, su titular, el profesor Giuseppe Levi, distinguió a sus cuatro mejores discípulos como ayudantes internos, Ellos eran: Rita Levi Montalcini, Renatto Dulbecco, Salvador Luria y Eugenia Sacerdote.
Las leyes antisemitas promulgadas por el fascismo italiano los obligaron a emigrar: Montalcini, Dulbecco y Luria huyeron a Estados Unidos, donde ganaron posteriormente sus respectivos premios Nobel de Medicina. Con idéntica calidad intelectual y profesional, Eugenia Sacerdote vino a la Argentina, donde sin los mismos medios para desarrollar al máximo su capacidad creadora no ganó el Premio Nobel, pero se convirtió en una verdadera pionera de la ciencia en el país.
No se olvidó nunca de Italia, donde nació en 1910. Pero fue la Argentina el país que disfrutó de sus años más productivos en la tarea de investigación. Recién casada con Maurizio Lustig, cuando llegó al país en 1939, Eugenia Sacerdote ya era especialista en una técnica aquí desconocida: el cultivo de tejidos vivos in vitro.
Su primer empleo lo obtuvo en la cátedra de Histología de la Facultad de Medicina. Allí, con la tenacidad suficiente como para vencer las adversidades que la situación política imponía a los inmigrantes, Eugenia Sacerdote de Lustig logró una ubicación en el plano científico nacional, aun cuando a veces su sueldo consistía en el sobrante de las partidas para la compra de tubos de ensayo.
Luego, Lustig pasó al Instituto de Bacteriología Malbrán, donde, en 1956, siendo jefa del Departamento de Virología, el gobierno la envió a Estados Unidos para compenetrarse con la técnica de vacunación antipoliomielítica del doctor Jonas Salk.
Eran tiempos de la terrible epidemia en la Argentina y Eugenia era la única persona que podía realizar los análisis de laboratorio. De regreso de los Estados Unidos, se convirtió en la primera en probar la vacuna en el país.
En el Instituto de Oncología, más tarde, unió la histología con la lucha contra el cáncer, realizando investigaciones que tuvieron resonancia internacional. Fue también docente y miembro de la cátedra de Biología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales.
Ganadora del Premio Hipócrates –el galardón más importante de la medicina argentina- en 1992, Eugenia Sacerdote de Lustig es uno de los referentes de la investigación científica en el país: ha publicado más de 180 trabajos en revistas científicas nacionales y extranjeras y formado decenas de discípulos de idéntica calidad profesional que su maestra.
A los 85 años es investigadora superior del CONICET, presidenta del Instituto de Investigaciones Médicas Albert Einstein y directora de Investigaciones del Instituto Angel Roffo. Allí desarrolla trabajos sobre el mal de Alzheimer, genética y oncología experimental.
Eva Perón nació en Los Toldos, provincia de Buenos Aires el 7 de mayo de 1919 y fue anotada con el nombre Eva María Ibarguren Su madre era Juana Ibarguren y su padre Juan Duarte, que era el encargado de la estancia La Unión donde vivía la pareja con sus cinco hijos.
Poco después del nacimiento de Eva, Juan Duarte regresa a Chivilcoy, de donde era originario, y donde vivía su esposa legítima y sus tres hijas. En 1926 Duarte muere en un accidente de tránsito. Doña Juana, como acostumbraban llamarla, luego de un breve tiempo en Los Toldos, se trasladó a Junín donde tenía pensionistas y trabajaba como costurera para mantener a su familia.
El 3 de enero de 1935, cuando tenía 15 años, Eva tomó el tren a Buenos Aires. Según algunas versiones partió de Junín con el cantante de tangos Agustín Magaldi; sin embargo, la mayoría de sus biógrafos consideran que viajó sola y en Buenos Aires la esperaba su hermano Juan. De cualquier manera, Magaldi la apoyó durante los primeros tiempos. Su ambición en aquel entonces, era ser actriz y consigue en 1936 un pequeño papel en la Compañía de Eva Franco. Un año después comienza a actuar en radioteatros.
Su carrera política comienza con la gran campaña política llevada a cabo a través de su programa de radio semanal, con discursos fuertemente populistas, enfatizando su preferencia por la clase trabajadora. Eran las elecciones presidenciales de 1946 y Perón sale triunfante. Inmediatamente Evita toma un poder importante en el gobierno de Perón creando la Fundación Eva Perón. Desde allí impulsa la creación de hospitales, asilos y escuelas.
En el año 1947 realiza una gira por Europa visitando España, Italia, Francia y Suiza. Su intención, entre otras, era visualizar el estado de protección de las víctimas de la Segunda Guerra Mundial. El eje principal de su popularidad fue constituido en torno a los sindicalistas y a su facilidad y carisma para conectarse con las masas trabajadoras, a quienes ella llamaba sus “descamisados”. Su adoración entre las clases trabajadoras enfadó a la Iglesia Católica, al popularizarse estampas con su nombre, como si se tratase de una virgen.
Su autobiografía La razón de mi vida, fue lectura obligatoria en todos los colegios estatales. Se convirtió en el centro de un culto personalizado y su nombre apareció en ciudades y hasta en una provincia (actualmente La Pampa). Responsable del voto femenino, participa activamente en la sanción de este a través de la Ley 13.010. Impulsa la participación de las mujeres en política y crea el Partido Peronista Femenino. En 1951 fue postulada como vicepresidenta en lo que sería el segundo mandato presidencial de Perón. Si bien contaba con el apoyo total de su partido político y la CGT, el ejército la hizo renunciar en un acto multitudinario en la avenida 9 de Julio “ renuncio a los honores pero no a la lucha”. La acción política dirigida a la mujer cosechó sus frutos en las elecciones del 11 de noviembre de 1951, segunda presidencia de Perón.
La Fundación Evita
La obra social que Evita había comenzado en 1946 fue adquiriendo cada vez mayor extensión y envergadura. La llamada entonces Cruzada de Ayuda Social concretaba su tarea en barrios de viviendas económicas; inauguración de Hogares de Tránsito y comedores escolares; donación de instrumental a hospitales; mediación para la concreción de obras fundamentales de salubridad y saneamiento en barriadas humildes; entrega de artículos de primera necesidad a familias necesitadas y distribución de juguetes a niños humildes, sobre todo para las fiestas de Navidad y Reyes y provisión de trabajo a desocupados. Los fondos y las especies provenían de donaciones, fundamentalmente de los sindicatos. Asimismo, la Ayuda Social disponía de los fondos de la cuenta Ministerio de Hacienda (Obras de Ayuda Social), destinados a la adquisición de ropa, calzado, artículos alimenticios, farmacia y droguería, excluidos los sueldos y jornales.
La Fundación Ayuda Social María Eva Duarte de Perón se constituyó el 19 de junio de 1948 y obtuvo su personería jurídica el 8 de julio de ese año. A partir del 25 de septiembre de 1950 pasó a llamarse “Fundación Eva Perón”. El 28 de Agosto de 1948 Evita dio lectura, en el Ministerio de Trabajo, a la declaración de los Derechos de la Ancianidad, que puso en manos del Presidente, solicitando que fuera incorporada a la legislación y a la práctica institucional de la Nación. Fue incluida en la Constitución Nacional de 1949. En los hechos, la Fundación construyó Hogares de Ancianos y obtuvo la sanción de una ley que otorgaba pensiones a los mayores de 60 años sin amparo. Además, la Fundación concretó un plan de construcción de mil escuelas en el país, como así también escuelas agrícolas, escuelas talleres y jardines de infantes y maternales.
La Ciudad infantil Amanda Allen y la Ciudad Estudiantil formaron parte del plan de acción educacional. La primera estaba destinada a niños de dos a siete años, huérfanos o niños que no podían ser atendidos por sus padres y, la segunda, a residencia de estudiantes del interior del país sin familia en Buenos Aires. En febrero de 1950 se puso en marcha el Plan de Turismo Infantil, que les hizo conocer a los niños paisajes del país, ignorados por ellos hasta entonces. Las colonias de vacaciones completaban el espectro. Los campeonatos infantiles y juveniles, que habían comenzado siendo de fútbol y terminaron incluyendo muchos otros deportes, fueron la ocasión para la revisación médica de más de 300 mil niños. El Hospital de Lactantes y Epidemiología Infantil y la Clínica de Recuperación Infantil de Terma de Reyes fueron concreciones de la Fundación en el ámbito de la salud infantil.
La problemática del alojamiento transitorio de las mujeres fue encarada mediante la construcción y el mantenimiento de tres Hogares de Tránsito en Capital Federal, que hallaron su réplica en el interior. En materia de salud, la Fundación construyó cuatro Policlínicos en Buenos Aires: el de Ezeiza y los de Avellaneda, Lanús y San Martín, así como también otros en el interior del país. Amén de ello, la Fundación proveyó de modernos equipamientos a otras unidades hospitalarias.
El Tren Sanitario Eva Perón, dotado de la más moderna aparatología, cumplía con la tarea de relevamiento y protección de la salud de las poblaciones más alejadas de los centros vitales. En septiembre de 1950 se inauguró la Escuela de Enfermeras, una de las obras más queridas de Evita, prestando sus egresadas servicio tanto en el país como en el exterior. En materia habitacional, la Fundación emprendió la construcción de viviendas para obreros, como el barrio Presidente Perón y la Ciudad Evita, proporcionando vivienda propia a 25 mil familias.
Todas las obras de la Fundación fueron seguidas y supervisadas, en su ejecución y en su funcionamiento, por Evita. A la acción desplegada, la Fundación sumaba su solidaridad con los países extranjeros que estaban en situaciones de catástrofe o necesidad. Ecuador, España, Italia, Israel, Francia, Japón, Perú y Bolivia, entre otros, dan testimonio de ello. Al morir Evita, la Fundación continuó su labor, pero ya no tuvo la misma fuerza ni operatividad.
Nació en Olavarría en 1912. Fue una abogada argentina que desde 1945 tiene destacada labor en la lucha por los derechos de la mujer.
Fue diputada nacional por la Unión Cívica Radical durante la presidencia del Dr. Raúl Alfonsín, destacándose su intervención parlamentaria durante la aprobación de las leyes de patria potestad compartida y de divorcio vincular.
Maestra por vocación, Abogada por elección y Política por pasión. En 1929 obtuvo el título de maestra en la escuela Normal de Profesores Mary O’Graham y en 1945 se graduó de abogada en la Universidad Nacional de La Plata. Está afiliada a la U.C.R desde 1946.
En 1983, junto a la Democracia, ejerce su mandato de Diputada Nacional, durante dos períodos consecutivos: 1983/1987 y 1987/1991. Durante sus dos mandatos presento más de 150 proyectos de ley. Fueron sancionados como leyes, en algunos casos, y en otros fue su principal defensora. Así fue modificando el Código Civil en sus partes más esenciales. Ejerció la Presidencia y Vice-presidencia de la Comisión de Familia, Mujer y Minoridad; comisión creada por su iniciativa. Participó en Congresos y Conferencias en el país y en el exterior. Recibió numerosos premios por su inclaudicable lucha por los derechos de la Mujer.
Escritora y cantante célebre por su literatura infantil, aunque igualmente pródiga en su producción para adultos. Rebelde y lúcida, su obra habla de su amor por los niños y su tierra, y denuncia las inequidades de nuestra sociedad.
Esta poeta argentina, nacida en Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires, en 1930. En 1945 publicó sus primeros versos en diversas revistas y periódicos de su país. A los diecisiete años, antes de finalizar sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, escribió «Otoño imperdonable», libro de poemas con el que obtuvo el Premio Municipal de Poesía. En 1948 viajó a Nueva York invitada por Juan Ramón Jiménez y posteriormente se radicó en Paris. Desde entonces escribe además de poesía, obras de teatro y canciones para niños. Muchos de sus títulos y versos, se constituyen en metáforas de distintos momentos políticos de su país.
Entre sus obras se cuentan, «El País Jardín de Infantes», «El Reino del Revés», «El País de Nomeacuerdo» No transcurrió mucho tiempo para que sus primeros versos, fueran publicados por revistas y periódicos y desde entonces no ha dejado de escribir.
Con apenas diecisiete años, antes de finalizar sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, escribió “Otoño imperdonable”, libro de poemas con el que obtuvo el Premio Municipal de Poesía.
Invitada por Juan Ramón Jiménez, en 1948 viajó a Nueva York. En 1952, se radicó en París y junto a Leda Valladares, formó un dúo que difundía la música folklórica argentina. En esa época comienza a su relación con la Literatura Infantil a través de la poesía.
Desde 1959 escribe obras de teatro, guiones para TV, canciones para niños. Muchas de sus poesías luego se han hecho canción y viceversa. Es célebre en Argentina la poesía y canción de Manuelita, La Tortuga, tanto que incluso tiene un monumento en la entrada a la ciudad de Pehuajó (Pcia. de Buenos Aires).
Recibió el Premio Kónex de Platino por la disciplina Espectáculo Infantil en 1981.Fue nombrada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, en 1985; y nombrada Personalidad Ilustre de la Provincia de Buenos Aires, en 1990. Sus libros y canciones han sido traducidos al francés, al hebreo, al finlandés, al italiano y al sueco.
Sus canciones para chicos ya son patrimonio de tres o cuatro generaciones de argentinos que, sin necesidad de ejercitar memoria alguna, se saben la letra de clásicos como: “El Reino del Revés”, “Manuelita la tortuga”, “La marcha de Osías”, “Canción de tomar el té”, “El Twist del Mono Liso”, “La Reina Batata”, “El Jacarandá”, “La Mona Jacinta”, “La Vaca Estudiosa” o la “Canción del Jardinero”. En sus canciones para adultos ocurre algo parecido. Su aparición se dio en el contexto de “la nueva ola” en los ’60 que a poco de aparecer se mostró –salvo honrosas excepciones– como tendencia superficial y escapista. En toda esta década María Elena Walsh presenta unipersonales y recitales donde ofrece un nuevo género de canciones populares con un lenguaje diferente, sencillo y auténtico; cargado de un humor e ironía que sabía alternar con momentos de emoción y ternura. Quien ha escuchado “Serenata para la tierra de uno”, “Los Ejecutivos”, “Barco quieto” o “La cigarra”, por mencionar unos poquísimos temas, bien puede entenderlo.
Primera catedrática universitaria de América Latina. Nació en Buenos Aires el 11 de octubre de 1887. Luego de graduarse como maestra, en 1903 ingresó en la Facultad de Medicina e inició estudios en la Facultad de Filosofía y Letras. Un año después fue nombrada profesora en la Escuela Normal No. 3, cátedra que dictaría por espacio de cuarenta y tres años. Egresó como médica en 1911 y al año siguiente contrajo matrimonio con un condiscípulo, Nicolás M. Gaudino. Ambos se doctoraron casi simultáneamente. Solicitó su adscripción a la cátedra de clínica obstétrica de la Facultad en 1914 y comenzó en ese momento su lucha contra quienes consideraban que una mujer no reunía condiciones para el profesorado “por razones de orden fisiológico y psicológico”, según consta en el libro de actas del Consejo Directivo. Aunque no se le pudo negar lo solicitado, al año siguiente fue pasada a la Escuela de Parteras. Completados los cursos y trabajos, pidió su inscripción en el concurso para una vacante, declarado desierto tres años más tarde, situación que se repitió cada vez que se presentaba. Por fin, en 1927 fue admitida como profesora. “Diccionario Biográfico de Mujeres Argentina”, de Lily Sosa de Newton. Plus Ultra.
Escritora nacida en La Plata. Ejerció la docencia, el periodismo y escribió para distintos medios, incluidos la radio y la televisión. Se destacan sus novelas “Solamente ella” y “Juana Manuela mucha mujer” y sus cuentos “Octubre en el espejo” y “De mil amores”. Se dedicó también a la literatura infantil y publicó “Conejitos con hijos” y “Fuga”, entre otros libros. Murió en 2010. Sobre su vocación literaria, Mercader recuerda: “Mi vocación no terminaba de aflorar porque tenía internalizados muchos roles femeninos. Nadie me prohibió que escribiera, pero tampoco me estimularon a ello; y como yo tenía a mí alrededor gente muy importante que opinaba con mucha seguridad sobre muchas cosas, era muy difícil quebrar esas normas heredadas. Pero ya desde chica yo revelé un gran gusto por escribir. Y una gran sensibilidad política.
Obras: Cuentos
1966 “Octubre en el espejo”.
1982 “De mil amores”.
1982 “La chuña de los huevos de oro”.
1983 “Decir que no”.
1989 “El hambre de mi corazón”.
Novelas
1973 “Los que viven por sus manos”.
1976 “Solamente ella”.
1980 “Juanamanuela, mucha mujer”. (biografía novelada de Juana Manuela Gorriti).
1981 “Solamente ella”.
1984 “Belisario en son de guerra”.
2000 “Donar la memoria”.
2001 “Vos sabrás”.
Ensayos
1965 “Cultura. Problema político de la Provincia de Buenos Aires”.
1992 “Para ser una mujer”.
Cuentos para niños
1976 “Conejitos con hijitos”.
1978 “Fuga”.
1983 “Cuentos de un dormilón”.
1984 “Una abuela y ciento veinte millones de nietos”.
1997 “De amistades y encuentros”.
Teatro
1976 “Una corona para Sanón”.
1982 “Amor de cualquier humor
Fisióloga y bióloga nació en buenos aires 1903 Discípula del doctor Bernardo Houssay, Rebeca Gerschman fue una de las personalidades científicas argentinas que alcanzó mayor prestigio en el campo de la fisiología humana. Farmacéutica y bioquímica graduada en la Universidad de Buenos Aires, ingresó al Instituto de Houssay en la década del 30. Su tesis doctoral de 1939 sobre el potasio plasmático, que daría lugar al método Gerschman-Marenzi, constituyó en su momento una técnica de vanguardia para el estudio de las variaciones de concentración de potasio sanguíneo en distintas condiciones fisiopatológicas.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, la doctora Gerschman se especializó en Rochester (Nueva York) y comenzó a trabajar en el estudio del efecto fisiológico de los gases respiratorios. Su trabajo sobre la toxicidad del oxígeno, realizado en 1954 y publicado en la revista Science, constituyó una hipótesis revolucionaria. La teoría de Gerschman, como se la denominó, acerca de la implicancia de los radicales libres de oxígeno –moléculas que oxidan y dañan los tejidos- en la patogénesis de ciertas enfermedades y en los procesos de envejecimiento, conmovió a la comunidad científica debido a que se oponía a las concepciones ortodoxas del momento.
En 1969, la hipótesis de Rebeca Gerschman fue confirmada por McCord y Fridovich, al descubrir una enzima superóxido-dismutasa y los científicos debieron abandonar sus reticencias hacia la teoría de los radicales libres de oxígeno para considerarla un aporte fundamental para la biología y la medicina modernas.
Específicamente, el trabajo de Gerschman abrió camino al reconocimiento de las situaciones y las condiciones en las cuales los antioxidantes y los prooxidantes ejercen acciones sobre el cuerpo humano.
El trabajo pionero de Rebeca Gerschman en el estudio de los radicales libres de oxígeno fue reconocido a nivel internacional y su nombre circuló entre los candidatos para el Premio Nobel de Fisiología y Medicina durante la década de 1980.
Fue también una docente admirable, desde su cátedra de Fisiología en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires. Con un concepto renovado de la enseñanza, impulsó una nueva dinámica de la docencia, al invitar a sus clases a personalidades destacadas de la fisiología. También rescató el uso del cine científico como método audiovisual de aprendizaje. Luchó por los derechos de la mujer en el campo científico. Murió en 1986
Vecina del barrio de La Boca, Rosita Quiroga nació en 1896. “Cantora” en el más amplio sentido que se le pueda dar a esta expresión, Heredera directa de los payadores, marcó su estilo un dejo “canyengue” y arrabalero. No era la poten ia de su voz la que la destacaba sino el clima que creaba con sus susurros. El poeta Celedonio Flores compuso algunos de sus temas sólo para ella. Narraba las historias de los tangos casi con desdén. Según Gobello, más que cantar, decía: … se puso a chamuyar morosamente las letras, como para que la gente la escuchara con la oreja pegada a la gran flor azul de los gramófonos…” Artista singular, llamada “la Piaff del arrabal porteño” cantaba como le había enseñado su amigo Juan de Dios Filiberto. Se convirtió en la primera artista que cantó en la radio y se vinculó estrechamente con el sello Víctor, para quien grabó más de doscientas composiciones. Sus discos fueron fundamentales para introducir el tango en Japón, ya que en 1970 viajó a Osaka donde fue reconocida de inmediato. Falleció en 1984.
Silvina Ocampo nació en Buenos Aires en 1903. Fué la menor de las seis hija de Manuel Silvino Ocampo y Ramona Aguirre. En su juventud estudió dibujo en Paris con Giorgio de Chirico y mostró inclinación por la poesía, gracias a la marcada tradición cultural de su familia y a la trayectoria de su hermana Victoria Ocampo quien la vinculó al mundo literario. Por conducto de Jorge Luis Borges con quien la unió una gran amistad, conoció a su marido, el escritor Adolfo Bioy Casares con quien se casó en 1940. Tuvieron una única hija, Marta, en 1954.
Desde que publicó su primer libro “Viaje olvidado” en 1937, Silvina Ocampo ha escrito incesantemente. Dos veces ganadora del Premio Nacional de literatura argentina, innumerables otros premios han recompensado su amplio trabajo. Obtuvo el Premio Municipal por “Espacios métricos” (poesía) en 1954, el Segundo Premio Nacional de Poesía por “Los nombres” en 1953, el Premio Nacional de Poesía por “Lo amargo por dulce” en 1962 y el Premio del Club de los 13 por “Cornelia frente al espejo” en 1988.
Fue también traductora y ocasionalmente escritora para niños y dramaturga. Entre 1974 y 1979 publicó cinco volúmenes de cuentos infantiles (El Tobogán, El Caballo Alado, Canto escolar, el Cofre volante y La naranja maravillosa). Ha realizado traducciones del inglés y el francés. Borges prologó una antología de sus cuentos publicada en Francia en 1974, cuya introducción es de Italo Calvino. También ha sido traducida al inglés e italiano. Silvina Ocampo se ha transformado en un mito de la literatura argentina.
La crítica en general le adjudica importancia a su obra sugerente y de cierta premeditada confusión en la que conviven sentimientos opuestos e inesperadas fracturas de las convenciones. Su temática es la literatura fantástica en la cual desliza la ironía y un humor negro eficaz con ribetes truculentos. Borges le reconoce una virtud inquietante y que a él, particularmente, le causaba “un poco de aprensión: la clarividencia. Nos ve como si fuéramos de cristal, nos ve y nos perdona”.
Un elogio temible. Su humor, cándido a veces, corrosivo otras, pero siempre unido al pudor, acompaña a toda su ficción. Pudor que no es sino elegancia formal ubicada en las antípodas de la explicitez de hoy. Su amor por la literatura francesa e inglesa, la llevaron primero a la lectura ferviente, y más tarde a la traducción. Tradujo al español entre muchos otros, a Emily Dickinson, Andrew Marvell, Baudelaire, Verlaine Alexander Pope, y Pierre de Ronsard. La reedición de algunos de sus libros como “Los que aman, odias” en colaboración con Bioy Casaras, “Autobiografía de Irene” “Los días de la noche”, “Informe del cielo y del infierno” o “Lo amargo por dulce” por citar algunos, indican el sostenido interés en Hispanoamérica por la obra de Ocampo.
Han sido innumerables los reportajes, entrevistas, ensayos y comentarios hechos sobre Silvina Ocampo y su obra. Baste recordar los de Borges, Calvino, Martínez Estrada, Pichon Rivière, Alejandra Pizarnik, Abelardo Castillo y Eloy Martinez entre otros. Murió en Buenos Aires en 1994.
Entre sus obras:
Viaje Olvidado (cuentos), Buenos Aires, Sur, 1937.
Enumeración de la patria (poesía), Buenos Aires, Sur, 1942.
Espacios métricos (poesía), Buenos Aires, Sur, 1942.
Los sonetos del jardín (poesía), Buenos Aires, Sur, 1946.
Autobiografía de Irene (cuentos), Buenos Aires, Sur, 1948. Reeditado en Orión, 1976.
Poemas de amor desesperado (poesía), Buenos Aires, Sudamericana,1949.
Los nombres (poesía), Buenos Aires, Emecé, 1953.
Pequeña antología, Buenos Aires, Editorial Ene, 1954.
El pecado mortal (antología de relatos), Buenos Aires, Eudeba, 1966.
Informe del cielo y del infierno (antología de relatos), Prólogo de Edgardo Cozarinsky, Caracas, Monte Avila, 1970.
La furia (cuentos), Buenos Aires, Sur, 1959. Reeditado en Orión, 1976. El Mal e Informe del cielo y del infierno.
Las invitadas (cuentos), Buenos Aires, Losada, 1961. Reeditado en Orión, 1979. Anillo del Humo.
Lo amargo por dulce (poesía), Buenos Aires, Emecé, 1962.
Los días de la noche (cuentos), Buenos Aires, Sudamericana, 1970.
Amarillo celeste (poesía), Buenos Aires, Losada, 1972.
El cofre volante (cuentos infantiles), Buenos Aires, Estrada, 1974.
El tobogán (cuentos infantiles), Buenos Aires, Estrada, 1975.
El caballo alado (cuentos infantiles), Buenos Aires, De la flor, 1976.
La naranja maravillosa (cuentos infantiles), Buenos Aires, Sudamericana, 1977.
Canto Escolar (cuentos infantiles), Buenos Aires, Fraterna, 1979.
Arboles de Buenos Aires (poesía), Buenos Aires, Crea, 1979.
La continuación y otras páginas, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1981.
Encuentros con Silvina Ocampo, diálogos con Noemí Ulla, Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 1982.
Páginas de Silvina Ocampo, seleccionadas por la autora, prólogo de Enrique Pezzoni, Buenos Aires, Editorial Celtia, 1984.
Breve Santoral (poesía), Buenos Aires, Ediciones de arte Gaglione, 1985.
Y así sucesivamente (cuentos), Barcelona, Tusquets, 1987.
Cornelia frente al espejo, Barcelona, Tusquets, 1988.
Las reglas del secreto (antología), Fondo de Cultura Económica, 1991.
Obras en colaboración con Adolfo Bioy Casares:
Los que aman, odian, Buenos Aires, Emecé, 1946.
con J. R. Wilcock: Los traidores (pieza teatral en verso), Buenos Aires, Losange, 1956. Reeditado en Ada Korn, 1988.
Con Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares: Antología de la literatura fantástica, Buenos Aires, Sudamericana,1940; 2da ed. 1965, 3ra ed. 1970, 4ta ed. 1990.
Antología poética argentina, Buenos Aires, Sudamericana, 1941.
Traducciones
Porfiria, introducción de Italo Calvino, traducción de Livio Bacci Wilcock, Roma, Einaudi, 1973.
Fait Divers de la terre et du ciel, prólogo de Jorge Luis Borges, introducción de Italo Calvino, Paris, Gallimard, 1974.
I giorni dela notte, traducción de Lucrezia Cipriani Panuncio, Roma, Einaudi, 1976.
Leopoldina’s dream, prefacio de Jorge Luis Borges, introducción de la autora, traducción de Daniel Walderstone, Ontario, Penguin Books, 1987.
Qui ama, odia, estudio preliminar y traducción de Angelo Morino, Roma, Einaudi, 1988.
Viaggio dimenticato, introducción y traducción de Lucio D’artangelo, Roma, Lucarini, 1988.
Ces qui aiment, haissent, traducción de André Gabastón, Paris, Christian Bourgois éditeurs, 1989.
La penna magica, Roma, Editori Reuniti, 1989.
Ensayista argentina que nació 1891. Entre sus obras figuran Virginia Woolf; Orlando y Cía; Lawrence de Arabia y otros ensayos; Testimonios (1935-1957), en cinco series. En 1965 se le concedió el Premio Vaccaro por su labor en favor de la cultura argentina, principalmente en los campos de la literatura y de la música. Fue miembro de la Academia Argentina de Letras. Victoria Ocampo nació en Buenos Aires, el 7 de abril de 1890 en el seno de una familia de la alta sociedad argentina, con una marcada tradición cultural. Sus padres fueron Ramona Aguirre y Manuel Ocampo, quienes se instalaron en Francia cuando ella era una niña. De su educación en La Sorbona surgió su respeto por la cultura europea y su generosidad por intentar compartirla o introducirla en un clima social y cultural no siempre abierto a aceptar la oferta.
Tenía 33 años cuando se decidió a publicar su primer libro (“De Francesca a Beatrice” que era un estudio sobre la Divina Comedia de Dante Alighieri. Escritora de buena pluma (sus extensas y atractivas memorias son prueba necesaria), fue sin embargo la fundación de “Sur”, a la que financió con sus propios fondos, la que la ubicó en un lugar privilegiado al diseñar una síntesis cultural del siglo XX argentino. Es desde esta revista que grandes personalidades de la época del ámbito internacional se vinculaban a la Argentina. También optó, reiteradamente, por la invitación personal a grandes personajes, con los que actuó como orgullosa anfitriona sudamericana. Victoria Ocampo nació
En 1953 conoció la prisión, por su abierta oposición al gobierno de Juan Domingo Perón. En 1967 fue nombrada doctora honoris causa de la Universidad de Harvard. En 1976 fue designada miembro de la Academia Argentina de Letras y fue la primera mujer en ocupar ese lugar. Le correspondió el sillón de Juan Bautista Alberdi y el acto de asunción se hizo el 23 de junio de 1977.
En noviembre de ese mismo año, el gobierno de facto encabezado por el general Videla convocó al Diálogo de las Culturas, organizado por la UNESCO. Fue entonces cuando concretó la donación de “Villa Ocampo”, sede del encuentro en San Isidro, provincia de Buenos Aires, al organismo cultural internacional.
Su muerte
La voz oficial anunció por la radio que a las 20.25 hs. del 26 de julio de 1952, Eva Perón pasó a la inmortalidad y agrega Félix Luna (1985) describe a los días que siguieron ” como si una gran tiniebla descendiera en todos lados”. Llovizna incesante sobre calles vacías, vidrieras a oscuras, los faroles de las calles cubiertos con crespones negros, no funcionaban los transportes. Se decretó duelo nacional por un mes y la obligación de mostrar señales de duelo. Cerraron los cines, los teatros y todos los espectáculos, las radios transmitían exclusivamente música fúnebre y los diarios orlaban su primera página con franjas negras. .
Fue velada durante 12 días bajo la Cúpula de la Secretaría de Trabajo. La acostaron en un féretro con tapa de vidrio y la cubrieron con un sudario blanco y una bandera argentina. Afuera la lluvia no se detenía y aquellos que querían despedirse esperaban diez horas, helados, empapados y hambrientos haciendo una larga cola que atravesaba cuadras y cuadras del centro de Buenos Aires. Medio millón de personas besó la tapa de cristal. Hubo escenas de dolor frente al ataúd, gente arrancada por la fuerza, gente atendida por las enfermeras de la Fundación.
El 9 de agosto colocaron el féretro sobre una cureña tirada por 35 representantes sindicales en mangas de camisa, la transportaron primero al Congreso, donde fue exhibida durante dos días y luego a la CGT que sería su morada provisoria mientras se construyera el monumento. Durante el trayecto una nube de flores eran arrojadas desde balcones: un millón y medio de rosas amarillas, alhelíes de los Andes, claveles blancos, orquídeas del Amazonas y crisantemos enviados por el emperador de Japón en aviones de guerra (Martínez 1996).
Sus obras principales.
El embalsamador
Pedro Ara, un anatomista español famoso por haber conservado las manos de Manuel de Falla como si aún estuviera tocando, fue convocado por Perón unas semanas antes de la muerte de Eva a fin de encargarle el trabajo de conservar el cuerpo. Ara observó a Eva en agonía. Su tarea comenzó unos 20 minutos después de la muerte y duró unos tres años. Dispuso de un laboratorio aislado en el segundo Piso de la Confederación General del Trabajo. Su labor fue calificada como una verdadera obra maestra ya que logró conservar todas sus vísceras. Luego que la revolución libertadora tomara el poder, temiendo que el cuerpo de Eva fuera profanado, Ara realizó tres perfectas copias de cera y vinil casi imposibles de distinguir del original.
El cuerpo nómade
Eloy Martínez en su novela Santa Evita (1996) cuenta con detalles el peregrinaje a que fue sometido el cuerpo momificado de Eva Perón. Para muchos era evidente el poder que tenía el alma de Eva ya que todos los que la manipularon terminaron mal: el capitán Galarza quedó desfigurado cuando con el coche que transportaba a Eva volcó. Murieron dos soldados y él sufrió un corte en la cara de 33 puntos (uno por cada año de Eva). Arancibia terminó en la prisión de Magdalena por haber matado a su mujer embarazada al confundirla con un ladrón cuando escondía a Eva en un altillo del barrio de Saavedra. El coronel Moori Koenig que amaba e injuriaba el cuerpo fue primero confinado en el Golfo San Jorge, luego fue internado varias veces con delirums tremens y por coma alcohólico. Mientras el cuerpo de Eva deambuló por las calles de Buenos Aires, donde quiera que estaba aparecían flores y velas.
Finalmente, la revolución libertadora decide darle un entierro cristiano y es enviada en el barco Conte Biancamano con el nombre de María Maggi de Magistris y enterada en el cementerio de Milán. En 1971 el cuerpo fue entregado a Perón en Puerta de Hierro (Madrid) -el coronel encargado de esa tarea afirma que hicieron tiempo para no llegar justo a las 20:25. Tres años después Isabel Perón (presidente de la nación Argentina) trae de regreso los restos a Buenos Aires y son ubicados en la capilla de la quinta presidencial de Olivos, junto a Juan Perón. Con el golpe de estado de 1976, Eva es trasladada a una bóveda en el cementerio de Recoleta donde se está su hermano Juan.
Ana Laura Merello. Corría el 1904, Santiago Merelli un vecino de San Telmo de profesión cochero de mateos, a los 30 años registro como su hija a la niña nacida el 11 de Octubre en la calle Defensa 715, Laura Ana. Como una bastarda, en cambio, no hay ningún registro de su madre. ¿Porque?, era menor de edad?, ¿no quería saber nada de esa hija? Cuatro años más tarde Ana Ganelli, una joven Uruguaya de 23 años reconoció en la misma partida de nacimiento a Laura Ana Merello.
Tita Merello fue criada en un orfanato pero no recibió educación formal. Desde pequeña tuvo necesidad de trabajar (en un campo), aunque para la edad de 15 años retornó a Buenos Aires. Allí hizo todo lo posible para mantenerse económicamente.
Su primer trabajo en la ciudad fue como corista en un teatro de bajo nivel de la zona portuaria, el “Teatro Bataclán”. Vale comentar que en el lenguaje lunfardo, la palabra bataclana se refiere a mujeres de mal ambiente, vedettes relegadas casi consideradas de la prostitución. Tita comenzó a cantar tango en el Teatro Bataclán. Allí comenzó esta leyenda, con su inigualable perfil arrabalero. Su estilo se caracterizó desde siempre por su especial interpretación del tango, desde lo físico hasta lo emocional.
Esta artista confesó, sin empacho alguno, que su vocación surgió más fuertemente por la necesidad de dejar la vida de miseria en la que estaba envuelta. Cuando su carrera comenzaba a tomar algo de vuelo, a sus 20 años, aprendió todo lo que necesitaba para triunfar. Desde leer y escribir hasta el arte del baile, dominando su cuerpo, que siempre tuvo una gracia y un talento notable.
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