Sucesos Argentinos
1881 - 1930
En el S. XIX hubo una división internacional de la economía en el cual estaban los países periféricos que exportaban las materias primas a los países centrales para que aquellos la industrializaran o la procesaran y volvieran a los países a mayor costo. Los países que supieron aprovechar esta ventajosa situación fueron los de clima templado, Argentina, Uruguay, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.
El crecimiento de estos países se sustento en un desarrollo económico orientado a la exportación, principalmente del rubro agropecuario.
La formación y consolidación del Estado argentino ha estado estrechamente ligada al tipo de lazos externos que el país desarrolló, especialmente, con potencias como Gran Bretaña y Estados Unidos. Las relaciones económicas mantenidas con estos países desde fines del siglo pasado fueron muy significativas en términos del perfil productivo que fue adoptando la economía argentina y de sus posibilidades de desarrollo.
En el marco de esta situación, Argentina se insertó en el mercado mundial como uno de los principales productores y exportadores de bienes primarios y receptores de capitales, manufacturas e inmigrantes.
Para poder llevar a cabo este modelo se requirieron obras de Infraestructura: transporte para llevar la materia prima que producían las provincias al puerto, barcos frigoríficos para exportarlo (todo esto sustentado con capitales extranjeros) y mano de obra proveniente de Europa a causa del desempleo por la industrialización.
De esta manera, se conformaron los mercados de factores básicos de cualquier economía capitalista: tierra, trabajo y capital. La fundación de la ciudad de la plata, el 19 de noviembre de 1882, puso fin a lo que se ha dado en llamar la “cuestión capital”.
En 1881 se hizo cargo de la gobernación de la provincia Dardo Rocha. El estudio tendiente a la construcción de la nueva capital preocupo especialmente a Rocha. El departamento de ingenieros de la provincia fue el encargado de proyectar los planos de la ciudad. La crisis del 90 golpeó duramente el oportunismo que se tenía en relación con el futuro de la ciudad
La fundación de esta ciudad pude considerarse una síntesis de aquella argentina que tenia desmesurado optimismo respeto a su futuro. A lo largo del siglo XIX como consecuencia de los cambios introducidos por la industrialización en Europa, la argentina recibió muchos inmigrantes, mayormente españoles e italianos.
Los inmigrantes se establecieron en el litoral, en grandes ciudades portuarias como Buenos Aires, como consecuencia la ciudad comenzó a rebalsar sus límites geográficos. La elite, abandono la zona sur y se dirigió al norte de la ciudad, en cambio los inmigrantes se instalaban en conventillos.
Una de las características de estos lugares era el elevado índice de hacinamiento de deficiencias sanitarias. Esas mismas habitaciones en la que las familias convivían, se convirtieron en sistema de trabajo domiciliario. Estos mismos conventillos se transformaron en parte en focos de enfermedades infectocontagiosas por falta de higiene. En 1893 y 1894, un grupo de inquilinos pretendieron formar una asociación con el fin de lograr mejoras en la convivencia. Antes de finalizar el año se formo una liga de lucha contra los altos alquileres y los impuestos.
El gobierno tenía una postura definida ante el problema habitacional, solo actuó cuando creyó que la propiedad privada corría cierto peligro.
La formación del movimiento obrero en la Republica Argentina es indisociable del estudio del proceso inmigratorio. Sus integrantes eran mayormente extranjero que aportaban sus ideas y experiencias adquiridas en Europa. Estas organizaciones obreras adherían principalmente al socialismo y al anarquismo. La primera de esas agrupaciones fue la Organización Obrera, de orientación socialista que desapareció al poco tiempo por problemas organizativos.
En 1902 el movimiento obrero argentino se fracturo en dos agrupaciones: la Federación Obrera Argentina (FOA) y la Unión General de Trabajadores (UGT) que a partir de 1906, los sindicalistas desplazaron de la dirección a los socialistas. A pesar de los intentos para concretar la unidad de movimiento obrero, esta no pudo lograrse por los continuos conflictos internos. Desde las últimas décadas del siglo XIX, el estado tuvo problemas con los movimientos obreros. Frente al anarquismo y los conflictos sociales el estado reacciono de manera represiva.