Egipto - Geografía Física
- Geografía general de Egipto
- Abul Simbel y Asuan
- Alejandría
- Alto Egipto
- El Río Nilo
- Giza
- Menfis
- Nubia
- Península del Sinaí
- Tebas
- Tibis
La geografía del Antiguo Egipto es muy significativa y va a influir muchísimo en su arte. Egipto está situado en el nordeste de África y está muy aislado de otros países por su situación geográfica. Sus límites son: por el oeste, el desierto de Libia; por el este, el desierto de Arabia; por el norte el mar Mediterráneo y por el sur el macizo de Etiopía y el desierto de Nubia.
Está recorrido de sur a norte por el río Nilo, que va a tener muchísima importancia en el desarrollo de esta civilización.
Los peculiares rasgos de la civilización egipcia, son debidos a su singular geografía. Cada civilización refleja, hasta cierto punto, la influencia de su ambiente. Egipto es un país donde, la mayoría de los rasgos físicos y naturales mantienen una escena dramática y contrastante los eventos del humano. Será difícil residir en Egipto y permanecer sencillo por las fuerzas naturales y sus ciclos. Como ahora, en antigüedad, las dos grandes fuerzas vida-civilización eran el Nilo, el sol, y en sus creencias religiosas los egipcios reconocieron la omnipotencia de éstos, así como la existencia de los otros elementos naturales que formaron su mundo.
Egipto es un lugar de contrastes, y el mayor radica entre la llamada tierra roja del desierto y la tierra negra del Valle del Nilo. En tiempos ancestrales, el desierto egipcio estuvo cubierto de hierba y habitado por numerosas manadas de animales, como en la actual sabana africana. Progresivamente, el clima se hizo cada vez más seco, la sabana se transformó en desierto y el pueblo bajó desde las tierras altas a vivir en el Valle del Nilo, transformando sus pantanos en ricas tierras de cultivo.
En Egipto, la lluvia era un fenómeno excepcional. Sólo el desbordamiento anual del Nilo hacía posible sacar adelante los cultivos a través del limo. Por ese motivo, la civilización egipcia, giraba alrededor del Nilo, que era quien con sus crecidas y desbordamientos, sustentaba la economía de todo el país. Los egipcios antiguos reconocieron los hechos geográficos y divididos su país en dos regiones. En tiempos más tempranos, esto estaba dado por una idea de lo político pero luego como una realidad geográfica, pero aun después de la unificación del país, el concepto de “Dos Tierras” todavía estaba presente. A ellos, el Valle de Nilo era “Egipto Superior”, considerando que el era norte a, el Delta, era “Egipto mas Bajo.” Hoy, la capital moderna de Egipto, El Cairo, posiciones al ápice del Delta.
En antigüedad, la capital antigua de Memfis laico unos sur de las millas, y de aquí había un marcado cambio en el Nilo y su campo circundante. Aquí, el río abanica mucho tiempo fuera en un delta casi cien millas; a través de las dos ramas principales hacia la Rosetta en el oeste y Damietta en el este, él finalmente los flujos en el mediterráneo
El Delta forma un piso, llanura bajo-mentirosa, anotado por el Nilo principal y menos ramas; a su perímetro mas ancho, hacia al norte se extiende fuera de unas doscientas millas. Sin embargo, a pesar del Área considerable de tierra regada en esta región, mucho del Delta es pantanoso o agua-anotado y no puede cultivarse. Aquí en antigüedad, la nobleza y cortesanos disfrutaron favourite los pasatiempos al aire libre de pesca y caza de aves en los pantanos. El clima en el norte también difiere del de Egipto Superior, para las temperaturas es mas moderado y hay alguna lluvia.
Las “Dos Tierras” eran por consiguiente regiones distintas, pero era no obstante interdependiente, unido juntos por la fuerza unificándose del Nilo. Sin embargo, sus rasgos geográficos impusieron actitudes diferentes en sus habitantes. Egipto mas bajo, cerca al mediterráneo, parecía hacia los otros países al norte, y era mas prontamente receptivo de influencias de fuera, volviéndose un centro para las cruz-corrientes de la política y cultura del mundo antiguo. Egipto superior, encapsulado por los desiertos y orillas en el sur por la tierra de Nubia, se aislé más de las nuevas ideas y influencias. El contraste entre las Dos Tierras no sólo puede verse en los rasgos geográficos y medioambientales.
La milenaria cultura egipcia no nos dejó solamente las ya famosas pirámides sino una innumerable cantidad de tesoros que esperan por nuestra visita en esta misteriosa región.
Entre las variadas bellezas que se alzan en la zona, encontramos el maravilloso complejo Abu Simbel, ubicado a unos 300 kilómetros de Asuán, en dirección sur del país.
Asuán es una ciudad enclavada en la margen derecha del Nilo, sobre la primera catarata. Dos presas se asientan en este punto: la nueva Presa Alta de Asuán y la menor y más antigua, Presa de Asuán o Presa Baja de Asuán.
Normalmente el Nilo se desborda anualmente, cuando las aguas procedentes de Etiopía fluyen hacia el bajo Nilo en verano. Desde la antigüedad, estos desbordamientos fueron los que convirtieron las tierras alrededor del río en una fértil vega ideal para la agricultura al dejar un sedimento de nutrientes y minerales en el suelo. Sin embargo, la impredecible alternancia entre períodos de crecidas conllevaba la pérdida de cosechas enteras por anegamiento o sequía y la consiguiente hambruna en la población, por lo que se consideró necesaria la construcción de una presa que regulara estas inundaciones para proteger las tierras de labor y los campos de algodón.
Los templos que posee debieron ser apartados unos 200 metros de distancia desde el entorno original luego del ascenso de las aguas del Nilo tras la edificación de una presa en 1959.
El templo mayor de Abu Simbel, emplazado a orillas del río Nilo, en Egipto, al sur de la ciudad de Asuán, es uno de los dos templos construidos en dicho lugar por orden del faraón Ramsés II hacia el año 1250 a.C. El templo está excavado en la roca hasta una profundidad de 55 m y la entrada está flanqueada por cuatro estatuas de Ramsés, de más de 20 m de altura.
Alrededor de éstas hay otras más pequeñas que representan algunas de las muchas esposas e hijos del faraón. El templo está dedicado a las grandes divinidades del Egipto Antiguo ya que podemos apreciar sobre la entrada una figura con cabeza de halcón que representa a Horus-Ra, el dios egipcio del Sol. La fachada del templo está decorada con figuras y jeroglíficos, muchos de gran importancia histórica, como el que aparece tallado sobre la puerta, que representa la unificación del Alto y el Bajo Egipto bajo el mando único de Ramsés.
Hubo un tiempo en que Alejandría fue el faro del mundo. Hubo un tiempo en que Alejandría fue el centro de la cultura y el saber. Hubo un tiempo en que Alejandría fue grande, ennoblecida y engalanada para el mayor disfrute de Cleopatra, la reina de Egipto que más nos ha hechizado con su Historia.
Alejandría es la segunda ciudad más importante de Egipto y uno de los puertos más destacados del Mar Mediterráneo. A unos 220 kilómetros de El Cairo, Alejandría no alberga muchos vestigios históricos, a pesar de haber sido una ciudad de gran relevancia.
Los orígenes de Alejandría se remontan a la época de Alejandro Magno, famoso general Macedonio que conquistó el mundo (incluyendo Egipto) y que, en el 331 a.C., construyó una ciudad a orillas del Mediterráneo. Esta se convirtió en un importantísimo puerto dentro de las rutas comerciales entre Europa y Asia la muerte de Alejandro de Macedonia, los territorios conquistados en Asia Menor, Oriente Medio, Oriente Lejano y África fueron divididos entre sus generales.
El sucesor de Alejandro en Grecia, Casandro, ayudó a Demetrio de Falera (puerto cercano a El Pireo) a llegar al poder en Atenas. Demetrio era un estudioso peripatético de la primera generación, es decir, había estudiado con Aristóteles junto a Teofrasto y al propio Alejandro. Como gobernante de Atenas, hizo venir a Teofrasto para fundar un Liceo al estilo de la Academia de Platón. Después de diez años de tiranía, y debido a conflictos políticos entre los sucesores de Alejandro, Demetrio fue desterrado. Por su parte, Tolomeo, uno de los generales exitosos de Alejandro, se había consolidado como rey del Egipto conquistado, donde se lo conocía como Tolomeo I Sóter. Éste invitó a Teofrasto a hacerse cargo de la educación de su heredero. Teofrasto rechazó la invitación (297 a.C.) y recomendó en su lugar a Demetrio.
Fue Demetrio de Falera quien sugirió a Tolomeo I Sóter la idea de establecer un gran centro de investigación en Alejandría con una biblioteca importante ligada a él, al que se debía llamar “Museo”. La fecha precisa de la fundación de estas dos instituciones no es conocida pero es probable que Sóter iniciara la obra en 290 a.C. y que luego la tarea fuera completada por Tolemeo II Filadelfo, porque es bien sabido que la Biblioteca y el Museo alcanzaron su máximo esplendor durante el reinado de Filadelfo.
El Faro de Alejandria
Los historiadores griegos y romanos determinaron los siete monumentos más representativos de la antigüedad en una lista de maravillas que ha pasado a la historia.
Herodoto fue el primero en mencionar esta idea, hacia el siglo V a.C., y en el incendio de la Biblioteca de Alejandría ardió un volumen que Calímaco de Cyrene dedicó al tema en el siglo III a.C.
Sin embargo, nunca llegó a haber más de cinco maravillas de forma simultánea, y es que la enumeración definitiva data de la Edad Media, cuando se recopilaron los recuerdos sobre aquellos monumentos, ya casi todos perdidos.
Curiosamente, la mayor parte de estos monumentos tuvieron una vida relativamente corta y fueron presa fácil y reiterada de vándalos, gamberros e invasores. Por ello, al pasar revista a la capacidad del ser humano de crear hermosos lugares, es también obligado reflexionar sobre su aún mayor capacidad para la destrucción irracional.
Quedan aún sobre la Tierra muchas maravillas, de la antigüedad y de la modernidad, que no se localizaron en el mundo conocido por los romanos y los griegos o que fueron posteriores a ellos. Cabe preguntarse si queremos que en el futuro se nos recuerde como ahora podemos pensar en aquellos salvajes destructores.
El primero y más grande de los Tolomeos se propuso levantar, en la isla que tiene a su frente Alejandría, alta y soberbia torre, sobre la que una hoguera siempre viva fuese señal que orientara al navegante y simbolizase la luz que irradiaba de la ilustre ciudad.
El arquitecto Sóstrases de Cnido recibió en el 279 a.C. un encargo del rey Ptolomeo Filadelfo para construir una torre en la isla de Faros, frente a Alejandría. Su finalidad sería servir de guía para los navegantes hacia la entrada del puerto más importante de la época.
Grandes bloques de vidrio fueron utilizados como cimientos intentando aumentar la solidez y resistencia contra la fuerza del mar. Bloques de mármol unidos con plomo fundido constituyeron el resto del edificio, de forma octogonal sobre una plataforma de base cuadrada, hasta alcanzar una altura de 134 metros. Sobre la parte más alta se colocó un gran espejo metálico para que su luz no se confundiera con las estrellas. Durante el día reflejaba la luz del sol, y por la noche proyectaba la del fuego a una distancia de hasta cincuenta kilómetros. Sobre la parte más alta se colocó un gran espejo metálico para que su luz no se confundiera con las estrellas. Durante el día reflejaba la luz del sol, y por la noche proyectaba la del fuego a una distancia de hasta cincuenta kilómetros.
Un terremoto lo derribó en el siglo XIV, y ochocientos años después de su construcción, el califa AlWalid pasó a la historia tanto por su codicia como por su ingenuidad, al hacer derribar los restos del faro con la esperanza de encontrar bajo sus cimientos un inmenso tesoro escondido.
Durante un tiempo, el faro fue el edificio más alto sobre la tierra. Los cálculos para su estructura fueron realizados en la Biblioteca de Alejandría. Pero los violentos terremotos que azotaron Alejandría entre 320 y 1303 d.C. fueron deteriorándolo, hasta destruirlo por completo. Algunos de los resabios se exhiben actualmente en un museo al aire libre cerca de Kom el-Dikka, en Alejandría. Un siglo después de su desaparición, en 1480, el sultán Mameluco Qaitbay edificó una fortaleza sobre las ruinas, y utilizó para ello la piedra y el mármol blanco con que éste había estado construido.
Egipto siempre ha formado una unidad geográfica. Ya en el principio de la civilización, la diferencia entre el Delta y el Valle hicieron que el país se dividiera en dos regiones naturales, el Alto Egipto y el Bajo Egipto. Los egipcios llamaban a ambos Khemet, o “tierra negra”, mientras que a la zona del desierto la llamaban Desheret, o “tierra negra”. El mar era llamado Udja ur, “el gran verde”.
El Alto Egipto está formado por el Valle del Nilo, una franja estrecha pero de ochocientos kilómetros de longitud. Los antiguos egipcios intentaban ampliar esta franja fértil construyendo canales y abriendo zanjas.
El Alto Egipto se corresponde a la zona sur del país que se extiende desde Qena a Nubia. En la época de Estrabón, que visitó Egipto c. 25 a d C, Egipto estaba dividido en 37 nomos, 10 en el Bajo Egipto (delta del Nilo), 17 en Egipto Medio y otros 10 en el Alto Egipt, región también conocida como la Tebaida. La mayoría de estos tesoros se encuentran en Luxor y Asuan.Fuera de estas dos ciudades, unos otros cuantos lugares de interés se alzan en medio de una relativa paz: la tranquila ciudad de Esna con su templo dedicado al dios Jnum; Edfú que constituyó un lugar sagrado de gran importancia en el Antiguo Egipto y donde se halla el templo mejor conservado del país; el singular templo de Kom Ombo, que goza de una ubicación privilegiada y muestra una arquitectura única. Los amantes de la egiptología y de la arqueológica podrán disfrutar igualmente de otros yacimientos de valor histórico incalculable: Dendera, con su imponente templo; los sitios de Tod y Medamud, dominios del dios Montu; la necrópolis de el-Kab, cuyas tumbas pertenecen a personajes de alto rango del Imperio Nuevo; los vestigios de Armant y Gebelein.
El río Nilo nace en los lagos Victoria, Alberto y Eduardo, ubicados en el centro de África, y corre con orientación sur-norte. Egipto se desarrolló en la parte que se extiende desde la primera catarata hasta la desembocadura, con una extensión de mil km.
Sin el Nilo, todo el territorio egipcio sería un desierto árido e inculto. Es este río el que trae de lejanas regiones, en las que las precipitaciones son muy copiosas, el agua que permite junto a sus riberas los cultivos y la vida. Estas aguas a veces se desbordan originando las periódicas crecidas que obligan a los campesinos a un largo lapso de inactividad aunque a veces resultan insuficientes, sobre todo en las tierras distantes del curso del río. Las pérdidas sufridas en la zona pantanosa y la carencia de afluentes en esta región árida comprometería quizá la existencia misma del río en el larguísimo recorrido medio e inferior, y el Nilo se agotaría a través de los miles de kilómetros de desierto que se interpone antes de alcanzar el mar.
El régimen hidrográfico del río Nilo se caracteriza por 2 crecidas anuales que se producen en verano de modo poco regular, por lo menos en su curso medio y bajo. El nivel del río comienza a subir en junio y alcanza su máximo en septiembre, para descender después gradualmente, hasta alcanzar su nivel más bajo entre febrero y junio. Nilo es uno de los ríos más grandes del mundo y quizás el más importante en lo referido al nacimiento de civilizaciones. Su cauce transcurre a lo largo de siete naciones llegando a recorrer los 6.700 km. hasta su desembocadura en el mar Mediterráneo.
La palabra Nilo (del árabe ‘ni-l) viene de la palabra griega Neilos, que significa “Valle del río”. En la antigua lengua egipcia, el río era llamado Iteru, que significa «Gran río». En copto, la palabra piaro (Sahídico) o phiaro (Boháirico) significa «El río» (literalmente «El gran canal»), que viene del mismo nombre antiguo. Este gran río trae a la memoria el mundo de los faraones, de las pirámides; como también del África profunda donde conviven primates, gorilas, leones, jirafas y elefantes; un mundo donde se funden la historia y la naturaleza en su máximo apogeo.
EL Nilo en su viaje hacia el mar parte desde Uganda y Kenia lo que se ha llamado como el Nilo Blanco y desde Etiopía lo que se ha llamado como el Nilo Azul. Estos dos cauces se unen en la ciudad de Khartoum, la capital sudanesa para atravesar el desierto dirigiéndose hacia Egipto pasando por la región de Nubia donde llega a su máximo esplendor, allí uno se sumerge en el mundo faraónico de las pirámides, de los sarcófagos, de los templos como el de Abu Simbel y donde atravesando las grandes ciudades como Lúxor y El Cairo
El Nilo llegará finalmente a la mítica ciudad de Alejandría donde se mezclará con el Mediterráneo gracias a un inmenso delta. También es un río por el que han pasado y convivido, pero por desgracia no siempre de manera pacífica, las grandes religiones como el judaísmo, el cristianismo y el islamismo. Éstas también han dejado su sello a lo largo del fastuoso río. Destacan el núcleo cristiano de El Cairo, la gran biblioteca que los cristianos concentraron en Alejandría, el desierto como el lugar del nacimiento del monacato y de la ascesis, los monasterios coptos
Hace mucho tiempo, Egipto estaba cubierto de hierba y habitado por numerosas especies de animales, como en la sabana africana. Poco a poco, el clima se hizo cada vez más seco, la sabana se transformó en desierto, el Nilo fue retirándose lentamente, hasta que, a finales del Paleolítico, establecía su curso definitivo; y el pueblo bajó desde las tierras altas a vivir en el Valle del Nilo, convirtiendo sus riveras en fértiles tierras de cultivo.
El Nilo siempre fue un misterio para los egipcios, ya que no comprendían cómo era posible que se produjera la crecida en los meses de verano, cuando más calor y sequía había. Pero el Nilo recogía sus aguas del Nilo Azul, desde las montañas de Etiopía, y del Nilo Blanco, desde el Lago Victoria.
En la antigüedad fue posible la agricultura en gran parte del Valle y en todo el Delta. Entre los dos ocupaban un área de cuarenta mil metros cuadrados de tierras fértiles. Si el río, hubiera sido improbable que existiera la civilización egipcia, de ahí que Herodoto llamara a Egipto “el don del Nilo”. El río fecundaba las tierras, daba agua a animales y personas y servía como medio de transporte y comercio.
El Delta del Nilo, ubicado en el Bajo Egipto, estaba en épocas antiguas dividido en innumerables brazos, que evolucionaron hasta ser solo dos, Damieta y Rosetta. El Delta estaba formado por esta tierra fértil, y por el río, que desembocaba en el mar a través de varias bocas navegables, abriendo la posibilidad de comerciar con el resto del Mediterráneo.
En la bifurcación de los brazos del Delta, en el período predinástico se fundó Letópolis, el primer gran centro de comercio del mundo, siendo sucedido después por Menfis y su centro religioso en Heliópolis. Cuando se debilitaba el poder central las ciudades se organizaban, pero no como grandes centros de comercio como el Delta, sino como pequeñas capitales administrativas llamadas nomos (sepat o hesp), de carácter meramente administrativo. Cada nomo tenía una capital “niwt”.
Había un total de 22 nomos en el Alto Egipto, y 20 en el Bajo Egipto. Cada uno tenía un culto propio, y unas fronteras definidas. Los nomarcas, o jefes de los nomos, eran funcionarios bajo el mando del faraón. Sus funciones eran recoger las tasas en sus territorios, distribuir las tierras, ordenar el almacenamiento de grano para épocas de malas cosechas, y administrar el uso del agua.
La ciudad de Giza o Guiza (Egipto) se encuentra ubicada al sudoeste de El Cairo y forma parte del área metropolitana de la capital egipcia.
Giza debe su fama internacional a las imponentes pirámides construidas durante la cuarta dinastía (hace más de cuatro mil años) en la meseta homónima, muy cerca de la ciudad.
Las construcciones de la meseta de Giza formaban parte de la gran necrópolis de Menfis, que tenía más de cuarenta kilómetros de extensión. Entre las edificaciones que han sobrevivido al paso de los siglos se destacan las tres pirámides mayores: Keops, Kefrén y Micerinos. A ellas se suman otras pirámides menores, templos y tumbas de sacerdotes, funcionarios y miembros de familia real
La necrópolis de Giza, en las afueras de El Cairo, en Egipto, tiene tres pirámides: Keops, Kefrén y Micerino. Estas pirámides son las más famosas de las más de cien que se encuentran en territorio egipcio y de otras cincuenta que están en el vecino Sudán.
Keops, o la Gran Pirámide de Giza Esta es la mayor de las pirámides egipcias, que sirvió como tumba para el faraón Jufu, conocido también por su nombre en griego, Keops. Medía 146 metros en su época de esplendor, con una media de 230 metros por lado. Se estima que se terminó de construir en el año 2570 adC, y fue el edificio más alto del mundo hasta el siglo XIX. Es la única sobreviviente de las célebres Siete Maravillas del Mundo Antiguo, citada por Antípatro de Sidón en el año 125 adC, las otras dos pirámides de la necrópolis (Kefrén y Miceriono) no están incluidas en estas maravillas antiguas. Heródoto que visitó el lugar en el 450 adC mencionó que su construcción duró 20 años.
Fue erigida con 2.500.000 de bloques cuyo peso oscila entre las 2 y las 60 toneladas, cada uno. Estaba recubierta por 25.000 bloques de piedra caliza pulidos, que también pesaban varias toneladas. Este recubrimiento se desprendió debido a un terremoto acontecido a principios del siglo XIV.
La ciudad de Menfis, ahora desaparecida casi por completo, fue el centro administrativo y religioso del nomo I del Bajo Egipto. Fue, asimismo, la residencia de los faraones y la capital de Egipto a comienzos del Período dinástico y del Imperio Antiguo, y muchos soberanos posteriores mantuvieron allí un palacio. Los templos de la ciudad se encontraban entre los más importantes del país. Menfis siempre fue uno de los lugares más populosos y renombrados de Egipto, y por ende del mundo entero, habitado por una comunidad realmente cosmopolita, su puerto y sus talleres locales tuvieron un papel importante en el comercio exterior egipcio
Reflejo de la magnitud e importancia de Menfis es la extensión de sus cementerios, con más de 30 Km. de longitud, al borde del desierto y en la ribera occidental del Nilo. El conjunto de todos ellos constituye la necrópolis menfita: Dahshur, Saqqara, Abusir, Zawyet el-Aryan, Gizeh, Abu Ruash. Administrativamente, Gizeh y Abu Ruash entraban ya en el nomo II del Bajo Egipto La ciudad de Menfis no sobrevivió al gradual eclipse de la antigua civilización egipcia en los primeros siglos de nuestra era. Económicamente incluso se resistió antes de esa fecha por el crecimiento de Alejandría. Su importancia religiosa desapareció cuando el emperador Teodosio (379-395) decretó que el cristianismo debía ser la religión oficial de todo el imperio romano.
El golpe de gracia final lo recibió Menfis en el año 641, cuando el conquistador musulmán Amr ibn el-Asi fundó una nueva capital de Egipto, el-Fustat, en la orilla oriental del Nilo y en el extremo meridional de El Cairo moderno.
En Nubia la importancia del Nilo es si cabe mayor que en Egipto. La estrecha franja de unos 300 km. de longitud por 8 km. de ancho, en la que el desierto llega en ocasiones hasta la propia rivera del río dificulta un total desarrollo de la agricultura, lo que provocaba que los nubios tuviesen que emigrar frecuentemente a Egipto para proveerse de alimentos o con suerte afincarse allí Las fuentes del Nilo, objetivo de la famosa expecidión de Burton y Speke, se hallan en los llamados “Montes de la Luna”, en la cordillera centroafricana de Ruwenzori. Los numerosos arroyuelos y canales naturales que de allí parten vierten sus abundantes aguas al lago Victoria, en donde se forman las fuentes de lo que actualmente conocemos como Nilo Blanco. Estas aguas, tras abandonar el mencionado lago y atravesar el lago Kyoga, se dirigen hasta el lago Alberto; pasando a llamarse Nilo Victoria.
El río, ya en Uganda, toma el nombre de Nilo Alberto, y habiendo superado el obstáculo planteado por las cataratas Murtchison, se dirige hasta la inmensa planicie sudanesa, en donde se le conoce por Bahr el Gebel (“río de la montaña”). Tras unas considerables pérdidas del caudal por los numerosos rápidos que jalonan el recorrido, reduciendo su potencial inicial, el Nilo recibe una ineludible ayuda del Bahr el-Gazal (“río de la gacela”), proveniente de la República centroafricana y el Sudán occidental. A la altura de Malakal, el Nilo recibe también como afluente al Sobat, que viene desde los macizos etíopes. La construcción del canal Jonglei, actualmente en proyecto, evitará la curva innecesaria que forma el Nilo antes de llegar a la ciudad de Malakal. Esta nueva confluencia de ríos aporta un mayor caudal, y nos encontramos ahora ante el verdadero Nilo Blanco (Bahr el Abiyad).
Más al norte, a la altura de Jartum, la capital sudanesa, es en donde se produce la más importante de las confluencias, dando origen al auténtico Nilo. El Nilo Azul, que llega desde los macizos centrales etíopes y el lago Tana, constituye la propia esencia del Nilo tan requerido en Egipto y Nubia: durante los monzones estivales de Etiopía, el río crece desmesuradamente, arrancando consigo el limo y el barro de la altiplanicie volcánica etíope, todos ellos de una fertilidad grandiosa, haciendo óptima la tierra egipcia para la agricultura y su poblamiento.
Ligeramente más al norte, el Nilo se encuentra con otro río proveniente de los macizos etíopes, el Atbara. A partir de Jartum, el Nilo se encuentra en una planicie llana sin apenas obstáculos naturales. Pero en Sabaloqa, los basamentos cristalinos y la actividad tectónica condicionan el curso del Nilo, determiando así la formación de cataratas para que el Nilo pueda superar esas dificultades geológicas, en ocasiones mediante espectaculares meandros.
Tras seis cataratas de corta altura, el Nilo llega ya a Assuán, habiendo atravesado Nubia, lugar en el cual las aportaciones de fertilizantes como el limo que el Nilo realiza en época estival no logran crear un depósito de tierras cultivables, determinando así una azarosa vida para los nubios, quienes se ven obligados a emigrar constantemente hacia el norte. Dos son los puntos verdaderamente fértiles del recorrido del río: Kerma, a la altura de Dongola, en la Tercera Catarata; y la cuenca de Tebas, en donde el Nilo puede alcanzar 15 km. de longitud hasta el límite del desierto
La Península de Sinaí es un área desértica que se extiende al este del Canal de Suez y del Golfo de Suez. El punto más alto de Egipto, Jabal Katrinah, se sitúa a 2 637 m de altitud en la parte meridional de Sinaí. El istmo de Suez, que une la península del Sinaí con África, es atravesado desde el Mar Mediterráneo hasta el Golfo de Suez por el canal que lleva el mismo nombre.
Nombre moderno: Karnak/Luxor Nombre clásico: Tebas Esta ciudad fue llamada “La ciudad de las 100 puertas” como la llamó Homero en “La Iliada”, posiblemente por la gran cantidad de pilonos que precedían a los templos, era conocida en egipcio como Uaset o Niut, “la ciudad”. El término Uaset se empleaba también para designar toda la provincia.
El nombre de Tebas se debe a los griegos y es una derivación del término Taipet , abreviación de Ta-ipet-sut, que era como se denominaba uno de los sectores de la ciudad: “el santuario de Amón en Karnak”. También era llamada Dióspolis Magna (ciudad celestial). Es la No (“Ciudad”) o No-Amón del Antiguo Testamento. Sus dioses locales formaban la triada tebana: Amón, Mut y Jonsu. Capital del antiguo Egipto durante el Imperio Medio y parte del Nuevo. Su nombre procede de una de sus denominaciones egipcias, T-apt. formó parte del nomo 4 del Alto Egipto, cuya capital era Armant. Poco sabemos de su historia durante el Imperio Antiguo, pero arqueológicamente se puede ver que era un pequeño centro situado a la derecha del Nilo, cuyo dios local recibía el nombre de Amón, y veneraba además a Mut y a Khonsu, los cuales formaban la tríada tebana.
El templo de Karnac Durante siglos, este lugar fue el más influyente centro religioso egipcio. El templo principal estaba dedicado al culto del dios Amón, pero como en otros templos egipcios también se veneraba a otras divinidades. El complejo de templos de Karnak lo componen: El gran templo de Amón,
El templo de Jonsu, El templo de Opet y El templo de Ptah Existían también numerosos templetes y capillas de menor tamaño y múltiples estancias y almacenes situados dentro de los muros que circundaban las zonas principales.
La diferencia principal entre el templo de Amón en Karnak, que Diodoro de Sicilia afirma ser el más antiguo de Tebas, y la mayoría de los templos egipcios es el tiempo y esfuerzos empleados en su construcción y posteriores ampliaciones. Unos treinta faraones contribuyeron con sus edificaciones convirtiendo al complejo en algo que por su tamaño (unas treinta hectáreas) no se había conocido antes. La entrada, entre dos inmensos pilonos, está precedido por una avenida de esfinges (dromos), con cabeza de carnero, símbolos del dios Amón. Se accede a un gran patio porticado donde se encuentra, la izquierda, un templete del faraón Sethy II, la columna de Taharca y la estatua de Pinedyem I, a la derecha el templo de Ramsés III, al frente la sala hipóstila, y un poco más al fondo los obeliscos de Thutmose I y Hatshepsut, después una serie de estancias y patios menores, y el santuario, a los que sólo tenían acceso el faraón y los sacerdotes.
La sala hipóstila está compuesta de numerosas columnas que aún conservan sus inscripciones y algunas tienen aún restos de la pintura original. Sus capiteles tienen forma de papiro (papiriformes). El santuario se encuentra en el centro del templo.
El Templo de Luxor es el monumento más destacable de la ciudad de Luxor. Ubicado en la orilla este de la provincia de Luxor, se comenzó a construir aproximadamente en el año 1400 a.c. Su construcción comenzó con Amenofis III y terminado por Ramsés II. Su nombre es Ipet-Resyt, lo que significa La Casa Sur del Haren. Toma este nombre en honor al Templo de Karnak con el que estaba estrechamente vinculado. Dedicado a Amón-Ra, Mut (esposa de Amón) y Khonsu o Jonsu, es el santuario del ka por excelencia
Amón era el dios local de Luxor. Los sacerdotes, para convertirlo en dios nacional, lo asociaron a Amón-Ra y al Nilo. Amón residía en el Templo de Karnak y salía de su morada, llevado a hombros por los sacerdotes, hasta el río, donde navegaba hacia la morada de su mujer (Mut) en el Templo de Luxor. La unión de ambos es el dios Khonsu (dios de la Luna). El Templo de Luxor está unido al Templo de Karnak por una avenida flanqueada por 4 esfinges.
La construcción El santuario mide 260 metros de longitud. Amenhotep III fue quien inició la construcción del templo y a él se debe la edificación de la parte interior. Fue Ramsés II quién finalizó la construcción y a él se debe el recinto exterior. Sin embargo, el templo tuvo tal relevancia que varios faraones contribuyeron al engrandecimiento del recinto con decoración, construcciones suplementarias, relieves y cambios adicionales con los que, hoy en día, cuenta. Entre estos faraones podemos mencionar a Tutanjamón o Tutankamon, que impuso el culto al disco solar Atón y abandonó el culto a dioses tradicionales; Horemheb y, muchos años después, a Alejandro Magno
El templo de Luxo 700km al sur de El Cairo, y a orillas del Nilo se encuentra Luxor, la antigua Tebas, una auténtica “Meca viajera”, y es que aquí se reúnen las mayores joyas del pasado faraónico: Valle de los Reyes, Valle de las Reinas, las necrópolis tebanas, los templos de Luxor y Karnak, etc. Su riqueza artística es tan grande que necesitaríamos al menos permanecer aquí una semana para hacer una primera y elemental aproximación a sus tesoros.
El templo estaba dedicado a Amón, que en Luxor adoptó la forma del Minifálico. Estuvo estrechamente vinculado al gran templo de Amón en Karnak, y una vez al año, durante los meses segundo y tercero del período de inundación, se celebraba en Luxor un largo festival religioso en el que la imagen de Amón de Karnak visitaba a su Ipet-resyt o Ipet meridional, como se llamaba el templo. Dedicado a Amón, el templo de Luxor estaba fuertemente relacionado con el templo de Amón en Karnak, a cuatro kilómetros de distancia, del cual dependía.
Su función principal era la de destino de la procesión que cada año, durante la fiesta de Opet, tenía origen en el templo de Karnak, que Amón abandonaba para encaminarse a través de la avenida de las esfinges. Esta procesión de las barcas sagradas está inmortalizada en los relieves de los muros exteriores, que representan el viaje hacia Luxor y el regreso.
La ubicación de la antigua ciudad de Tinis es desconocida, aunque posiblemente estaría situada cerca Girga, unos quince kilómetros al norte de Abidos, o del pueblo de Al-Birba o El-Birbeh, unos veinte kilómetros al noroeste, pero no ha sido hallada ninguna prueba arqueológica concluyente.