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Mujeres Argentinas
1536 - 1851

Argentina - Mujeres Argentinas - 1536 - 1851 - Salta

Zona actual Provincia de Salta

Argentina - Mujeres Argentinas - 1536 - 1851 - SaltaJuana Moro -1785/1874- fue una mujer nacida en Jujuy, que durante las guerras de independencia, lideró en Salta, junto con Doña Loreto Sanchéz de Peón, una red de espionaje femenina conocida como Las Mujeres de la Independencia. También integró el grupo de damas salteñas que se dirigió al gobierno “lamentando la postergación a que se relega al sexo femenino al no permitírseles jurar la Constitución Nacional” Mucho es lo que puede decirse de esta jujeña-salteña, ejemplar, temeraria sin límites, la que a través de su accionar deja traslucir una personalidad exquisita, cautivante por sus hazañas, despertando la admiración de mujeres y hombres por igual. Fue una de las mujeres que constituyeron una temible red de espionaje vital para la guerra gaucha que libró el General Don Martín Miguel de Güemes por la emancipación de la Patria. “Las mujeres salteñas de la independencia hicieron un notable aporte a la causa patriota; Poco a poco con sus estrategias fueron minando al enemigo, para encargarse materialmente del resto los valientes gauchos.” Condenada -en 1814- a morir emparedada en su casa, tras un sitio realizado por los españoles al mando de Joaquín de la Pezuela; finalmente Juana fue puesta en libertad al terminar el sitio y continuó con su tarea patriótica. Luego formaría parte de una lucha también muy larga: los reclamos por los derechos de las mujeres de tener voz y voto en las cuestiones de la vida política y social. Juana fue emparedada a la edad de 29 años, pero murió casi centenaria.
Argentina - Mujeres Argentinas - 1536 - 1851 - SaltaMagdalena (Macacha) Güemes de Tejada. Hermana del general Martín Miguel de Güemes, de cuya acción en pro de la independencia fue eficaz colaboradora. Nació en Salta el 11 de diciembre de 1787 y era hija de María Magdalena Goyechea y de la Corte y Gabriel Güemes Montero, tesoro de la Real Hacienda. Recibió la educación habitual para las mujeres de su época y oposición, pero poseía cualidades propias que le permitieron descollar en un medio rico en mujeres de personalidad. El 24 de octubre de 1803 se casó con Román Tejada, perteneciente a una antigua familia de Salta. Su acción poco después de la Revolución de Mayo, cuando convirtió su casa en taller para confeccionar ropa para los soldados de la partida de observación organizada por su hermano. A partir de entonces fue su más entusiasta colaboradora, y supo sacar partido de su inteligencia y su posición para desempeñar tareas arriesgadas, especialmente cuando los realistas ocupaban la ciudad de Salta y Güemes los combatía por todos los medios. Roberto Vitry en su libro “Mujeres Salteñas”, (páginas 139 y 140) cuenta que “… su acción a favor de la causa patriota se inició poco después de la Revolución de Mayo, cuando convirtió su casa en taller de confección de uniformes para los soldados de la partida de observación organizada por su hermano”. A partir de entonces fue su más entusiasta colaboradora y supo sacar partido de su noble inteligencia y posición para desempeñar tareas arriesgadas, especialmente cuando los realistas ocupaban la ciudad de Salta y Güemes los combatía con todos los medios a su alcance. Dotada de gran habilidad política, la puso al servicio de su hermano en los momentos más difíciles, como en 1815, cuando gracias a sus gestiones se llegó a la paz de Los Cerrillos, luego de la delicada situación entre Güemes y las fuerzas de Buenos Aires al mando del General Rondeau. Cuando el general realista La Serna intentó sobornar al general Martín Miguel para que se retirase de la lucha o para que se mantenga neutral, proponiéndole a cambio llevarlo a España, educarle a todos sus hijos a costa del Estado, condecorarlo, darle el título de Marqués y Grande de España y a más de todo esto un millón de pesos. Para lograr su propósito La Serna “… Encargó al Jefe de su Estado Mayor don Jerónimo Valdés, pasara a verla (a Macacha) y pusiera todo su empeño en hacerla acceder para que lo acompañara al campamento de su hermano, sirviendo de mediadora, como contaban lo había sido con Rondeau en otra emergencia. Resistió cuanto pudo… Pero era casada con un hombre célebre en las sociedades del norte por su descarado cinismo, don Román Tejada, que pertenecía a una familia de marcado sello realista “… Lo que no pudo conseguir con Macacha lo logró con su esposo Román Tejada, quien lo llevó hasta el General Güemes, donde Valdés puso el pliego con la propuesta en manos del Jefe Patriota. Este lo leyó rechazó y despreció el ofrecimiento en forma categórica. Referirse a Macacha Güemes es hacerlo acerca de una hidalga mujer de Salta, que trabajó incansablemente al lado de su hermano, el Héroe Gaucho, para garantizar la emancipación de los pueblos de este continente. Su aporte a la causa patriótica ocupa un importante lugar en la historia de su tierra y su vida con el tiempo se convirtió en una leyenda para el sentir de su pueblo. Macacha en esta evocación representa a muchas valerosas mujeres que ofrendaron generosamente su existencia al servicio de la patria.
Argentina - Mujeres Argentinas - 1536 - 1851 - SaltaEsposa de Martín Miguel de Güemes. Nació en Salta el 21 de febrero de 1797 y era hija de Domingo Puch y Dorotea Velarde. Su matrimonio con Güemes obedeció, según el historiador salteño Bernardo Frias, a una gestión realizada por la hermana de aquél, la famosa Macacha, como consecuencia de la ruptura del compromiso con Juana Manuela Saravia. El padre de ésta había exigido a Güemes que cortase sus relaciones con una señora jujeña residente en Salta, pero, ante la negativa del entonces coronel del ejército patriota de desterrar a la dama en cuestión, la boda quedó desecha. “No pasó la semana -dice Frías- sin que, merced a la sagacidad diplomática de su hermana, doña Magdalena Güemes, se compusiera el matrimonio con otra joven, doña Carmen Puch. Era la mujer más bella de su tiempo; de color blanco, de cabello rubio y abundante crespo; sus ojos azul profundo, su estatura más bien baja, tenía una bondad tan elevada como su hermosura. Era la única hija mujer de D. Domingo Puch, afincado español de notable fortuna, que figuraba, desde 1810, al lado de la revolución…”. El matrimonio se celebró dos meses después de haber asumido Güemes la gobernación de Salta, en julio de 1815. Tuvieron tres hijos: Martín del Milagro, que fue gobernador de Salta, Luis e Ignacio, fallecido en la infancia. El final de Carmen ha sido referido por Juana Manuela Gorriti con conmovedoras palabras. Relata que se encontraba en Horcones, la hacienda paterna, cuando conoció a Carmen, que recibió allí la noticia de la muerte del héroe, ocurrida el 17 de junio de 1821. Su dolor fue inmenso, a tal extremo que buscó la muerte, declarando que no quería vivir más sin su Martín. “Y sin escuchar a su padre si a sus hermanos, que la rodeaban llorando -escribe-, cortó su espléndida cabellera, cubrióse con un largo velo, postróse en tierra en el sitio más oscuro de su habilitación, y allí permaneció hasta su muerte, inmóvil, muda, insensible al llanto inconsolable de su anciano padre, a las caricias de sus hermanos, que la idolatraban, a los ruegos de sus amigos y a los homenajes del mundo; alzando sólo de vez en cuando su luctuoso velo para besar a sus hijos, cual una sombra que, apartando la niebla de la electricidad, volviera un momento a la tierra, atraída por el amor maternal”. Pocos meses sobrevivió a su marido, pues murió a principios de 1822, el 3 de abril.
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